Chile Comparte
¿Cómo pedirle a una madre, a la que le pagan por día, que se quede en casa? ¿Cómo exigirle a un adulto mayor que vende golosinas para suplementar sus escuálidos ingresos que guarde cuarentena?
La decisión es clara: esa mujer y ese adulto mayor saldrán para intentar traer comida a su casa y se cuidará como pueda. Esa angustia ya la están viviendo muchos para quienes la instrucción de quedarse en casa es imposible. Y que, en el caso de muchas mujeres, se convierte además en violencia física y sexual, tanto contra ellas como contra sus hijos. El hacinamiento, la falta de espacio, la ausencia de ingresos crispa, desespera y explota de la peor forma. Y lo que viene se ve oscuro: cesantía, recesión, hambre para muchos.
Por esto, un grupo de fundaciones nos unimos para organizar una campaña y llevar cajas de alimentos a esas familias para aliviarles en algo el estrés que conlleva esta pandemia. Antes de que sea tarde y el contagio llegue a los campamentos y poblaciones donde viven los más desprotegidos, llamamos a compartir y evitar que la indiferencia se apodere del alma. La desigualdad, tal como la curva de contagios, se aplana con solidaridad y conciencia, compartiendo para que otros tengan lo mismo que uno.
En nuestro caso, lo recaudado por #ChileComparte se centrará en apoyar a los casi mil adultos mayores de extrema pobreza, que viven solos y a los que en tiempos normales asistimos en programas domiciliarios.
¿Cómo me quedo en casa?, se pregunta ese 39% de personas mayores a quienes el dinero no les alcanzaría para vivir en cuarentena prolongada, según una encuesta reciente. A ellos y a todas las familias más vulnerables es a quienes les invitamos a ayudar. Porque en este escenario se hace patente la injusticia y la desigualdad, que hoy consiste en quedarse en casa para cuidarse o salir porque no queda otra… para alimentarse y alimentar a otros.
Liliana Cortés, directora de Fundación Súmate, Hogar de Cristo
Cambios en la economía
La economía del covid-19 nos dejará varias enseñanzas: la primera es el aumento en la creación de empresas y servicios que trabajan en función del aseo, desinfección y sanitización, ya que este virus no desaparecerá de un día para otro, sino que tendremos que convivir por muchos años más.
Por otra parte, los servicios por básicos que sean, deberán ser solicitados por medio de aplicaciones y canales remotos, de una forma personalizada, con respuesta al hogar y llegando al cliente de una forma óptima y con bioseguridad.
La economía como ciencia social, que realizan las personas, no será la misma luego de esta epidemia. Todos y absolutamente todos nos deberemos reconvertir laboral y familiarmente, para adecuarnos a las nuevas reglas de este agente viral, que dejó de manifiesto brechas desde lo humano, político y científico, que modificarán para siempre nuestra conducta.
Gonzalo Valdés Lufi
Dosis de conciencia
"El sentido común es el menos común de los sentidos". Es un dicho que toma mucha fuerza en esta pandemia, donde nos encontramos con una fauna diversa y, por tristeza de muchos de nosotros, inconsciente del daño que le hacen a otros.
El acceso a medicamentos ha sido la lucha de muchos químicos farmacéuticos y salubristas durante años, buscando fórmulas desde los precios a mejorar el sistema de salud a una real seguridad social. Sin embargo, aunque tuviéramos acceso a todos los medicamentos del planeta, no es posible acceder a los valores que nos inculcan en nuestras casas, la escuela o la universidad a través de una píldora. Estos son los "remedios" que requerimos hoy con mayor urgencia.
La preocupación por el otro y la ética son requeridas en una infusión directa a nuestras venas, más aún en aquellos que viajan en helicóptero para evitar cordones sanitarios, o aquellos que están dispuestos a sacrificar vidas ajenas para mantener la economía.
Necesitamos entender que nunca las herramientas, como la economía, superan a la vida humana, que por si es valiosa.
La salud debería ser la piedra angular de nuestra visión como sociedad. La salud entendida no sólo como la falta de enfermedad, sino que la posibilidad de que toda persona pueda realizar su plan de vida. Si no hay salud, todo lo demás es nada.
Jorge Cienfuegos Académico Escuela Química y Farmacia U. Andrés Bello