Niños en calle y covid-19
Desde el 12 de abril de 2011 se conmemora el Día Internacional del Niño de la Calle, fecha que fue promovida en el Reino Unido por el Consortium for Street Children, quienes se han propuesto activar campañas alrededor del mundo para darles una voz a los miles de niños y adolescentes en situación de calle (que ya no pueden ser ignorados.
Ello releva a las autoridades el paso a la acción, teniendo en cuenta que estos niños se encuentran en la mayor situación de exclusión y expuestos al alarmante riesgo que trae consigo la calle: violencia, tráfico, trabajos forzados y explotación sexual.
Hoy, ante la emergencia covid-19, la priorización del cuidado y trato de nuestros grupos vulnerables ha sido un gran desafío, pero dicha situación nos puso como región aún más en alerta de cómo sumar acciones para la implementación de una casa albergue para ellos. Un espacio libre y voluntario, no coercitivo, donde brindemos una alternativa que le gane a la calle.
Ya contábamos con financiamiento desde presidencia, también de nuestro ministerio, pero aún sentíamos que no era suficiente para asegurar la continuidad y adelantar su funcionamiento ante la pandemia. Por tal motivo, acudimos al Consejo Regional, quienes de forma colegiada y unánimemente aprobaron esta semana un co-financiamiento. De esta manera se demuestra la transversalidad y el compromiso regional de autoridades que asumen que acciones como estas no pueden seguir esperando y que la recomposición de los derechos fundamentales de los niños es tarea de todos.
Desde el Acuerdo Nacional por la Infancia (2018) y la Observación N° 21 de las Naciones Unidas sobre Niños de la Calle, nuestro ministerio identificó la necesidad de contar con mayor información respecto a la realidad y caracterización de los niños en situación de calle sin un adulto responsable. Era muy violento el hecho de saber la existencia de niños en situación de calle, pero aún más violento no haber tenido una política pública durante tantos años que hubiese visibilizado un problema que es una realidad y donde cada segundo cuenta.
Por tal motivo, nuestro ministerio llevó a cabo una conteo nacional (en 2018) y hoy sabemos que existen, dónde están, y luego de un arduo trabajo podemos decir que contaremos con un programa especializado y con una Casa Encuentro en la Región de Los Lagos, en miras a la erradicación definitiva en un plazo propuesto. Un hogar que trabaje por sus sueños e intentar recomponer sus vidas y vínculos familiares. Lo más importante será el desafío arduo de cómo les devolvemos la confianza perdida. Nos referimos a un número de 14 de ellos habituales en calle, con un promedio de edad de 15,6 años en la Región.
Asumiendo con humildad el desafío, esto es sólo el comienzo de una compleja labor. Ningún niño debe estar en la calle y ahí recién podremos decir que lo habremos logrado.
Soraya Said Teuber, seremi de Desarrollo Social y Familia de Los Lagos
Irresponsabilidad de la gente
El viernes vi largas colas en las pescaderías violando la cuarentena. Para los cristianos comer mariscos en Viernes Santo es un rito pagano que infringe la obligación de sacrificio que justamente es hacer ayuno y para los que no se encuentren en obligación de hacerlo, comer algo sobrio como unas papas o unos tallarines.
Lo grave es que se suprimen los cultos religiosos, pero la gente sale a contagiarse en las colas. Lo mismo pasa con los supermercados, aquellos que pedían cuarentenas para no ir a trabajar piden a cada rato salvoconducto para ir a comprar, exponiéndose mucho más comprando que ejerciendo cualquier labor. Para que decir de los estudiantes que no pueden estudiar, pero sin carretear.
Si bien en Chile se pueden estar tomando medidas correctas, ninguna de ellas puede servir frente a la irresponsabilidad de la gente.
Olga Fernández Cárdenas
El costo de la decisiones
Más vale que recordemos para discusiones futuras que cada decisión implica parcial o totalmente afectar nuestra vida y la de otros.
Las políticas públicas no son la excepción. Que un gobierno levante una cuarentena, por ejemplo, construya un puente o un colegio, tiene efectos directos y esperados por su aplicación, pero también indirectos -externalidades y el costo de no haber realizado otro proyecto-. Esperemos que las campañas de corrección política que vemos frecuentemente en diarios, radios, televisión y otros medios, no afecten nuestro entender como ciudadanos y que hagan esperables propuestas utópicas para resolver nuestros problemas.
Toda decisión conlleva beneficios, pero también costos.
Marcos Balmaceda. Fundación Para el Progreso