Hay que decirlo: el "turismo de cuarentena" era perfectamente previsible y controlable. Ya la semana pasada se advertía el desplazamiento de vehículos particulares desde la capital en dirección a la costa. El movimiento se intensificó el viernes y se mantuvo todo el fin de semana.

Propietarios de una segunda vivienda en las regiones de Los Lagos y Los Ríos, en vista del cese de actividades presenciales de trabajo o estudio, decidieron salir a "tomar aire" en lugares aparentemente no contaminados.

Esta presión poblacional en medio de la emergencia implica una serie de problemas en comunas, especialmente costeras, grandes o pequeñas. Está el tema del abastecimiento, que ya acusa brechas; además, inquietan demandas en salud que recaen en farmacias, servicios hospitalarios y de vacunación.

Respecto a la obligación de retorno para estos turistas de cuarentena, ¿habrá un control puerta a puerta para establecer si los ocupantes son visitantes?

Ya se han dispuesto barreras sanitarias en algunos puntos, como el estrenado en San Juan de la Costa, medida necesaria para detectar casos de afectados por la pandemia. Esto se aplico, eso sí, luego del corte de algunas rutas, medidas de fuerza ilegales pero explicables, supliendo la falta de una acción oportuna de la autoridad.

Ahora, ante los hechos consumados y una carga poblacional que conlleva mayores demandas y riesgos de propagación territorial de la pandemia, sólo cabe esperar rigurosidad en los controles y un efectivo cumplimiento del plazo de retorno fijado para ayer martes, antes de las 22 horas, momento de inicio del toque de queda.

Ahora solamente hay que apelar a la responsabilidad de quienes, frívolamente, han adoptado el camino fácil de huir del epicentro de la pandemia, olvidando que su desplazamiento deja una peligrosa e imborrable huella que puede llevar a multiplicar el problema de salud que, en teoría, debe ser combatido, solidariamente, por toda la población.

Hoy más que nunca el sentido de comunidad y bien común tienen sentido en el compromiso de cada uno de nosotros, en combatir de manera solidaria, evitando conductas de riesgo frente a la pandemia del Covid-2019.

El aislamiento social, frente a la incertidumbre de un posible contagio y afectar a los grupos de mayor riesgo, es un deber social, apelando a la solidaridad para contribuir a enfrentar la epidemia. La responsabilidad de los medios de comunicación en informar y de nosotros como ciudadanos en colaborar en respetar las medidas que se van estableciendo por las autoridades, permitirá ir aplicando estrictamente las medidas encaminadas a la prevención del contagio del Covid-19.

Las universidades estatales tenemos un rol social y hemos expresado nuestra total disposición para contribuir a enfrentar la pandemia, suspendiendo las actividades presenciales, con responsabilidad por nuestras comunidades y enfrentando con compromiso las actividades académicas con plataformas online, que garanticen una progresión académica de todos los estudiantes en las mejores condiciones posibles.

El aprendizaje al que nos vemos enfrentados en esta coyuntura, por las nuevas formas de desenvolvernos nos afecta en todo orden de cosas y nos demanda una mayor flexibilidad y empatía, es por ello, que las universidades estatales reafirmamos nuestro compromiso con todos los chilenos y chilenas. Queremos colaborar resueltamente con las autoridades de gobierno central, regional y local; con el resto del Estado y con todas las instituciones pertinentes para enfrentar la actual amenaza sanitaria, poniendo a disposición del país todas las capacidades humanas, técnicas y de infraestructura de nuestras universidades.

Responsablemente, hacemos un llamado a la población en general y a los integrantes de nuestras comunidades universitarias, a que eviten salir de sus hogares, manteniendo una preocupación activa en la aplicación de las medidas de autocuidado destinadas a evitar contagios y reducir la posibilidad de propagación del Covid-19 hacia las poblaciones de mayor riesgo.

Óscar Garrido, rector Universidad de Los Lagos