Sin duda los acontecimientos acaecidos en el país desde octubre último, con el lamentable coste humano y material que los ha acompañado, han evidenciado un profundo cuestionamiento respecto de la sociedad a la cual hemos avanzado, solo fijar el éxito en el crecimiento económico da un falso sentido de bienestar.

Por otra parte, si lo que queremos es caminar a la par de sociedades que se han puesto a la vanguardia del desarrollo humano, hemos de promover la producción de conocimiento en un contexto de inclusión y respeto a la diversidad. Fortalecer el avance de la ciencia y la tecnología con un enfoque en la innovación y el emprendimiento, nos permitirá crecer como sociedad de forma sostenida y sustentable. Lo anterior, como lo muestra la evidencia empírica, es condición fundamental para avanzar hacia un estado de bienestar al que todos aspiramos y en el cual cada ciudadano pueda desarrollar su proyecto de vida en plenitud.

En ese sentido, los actuales procesos de deliberación ciudadana ofrecen una oportunidad de autocrítica y reflexión sobre el Chile que deseamos construir. Cabe destacar que este proceso no se sustenta en base a partidismos ni mezquindad individual, debemos trabajar de forma asociativa para estar a la altura de la profundidad de los temas a tratar.

Por tanto, el foco de discusión no debe ser desviado a la violencia, sino más bien, a cómo se da una solución asertiva a las demandas sociales y de forma realista, basada en acciones concretas, trazar un lineamiento que se sustente en políticas de Estado a corto, mediano y largo plazo. La esfera política debe estar al servicio de la ciudadanía y que las instituciones cumplan el rol al cual están mandatadas.

Nuestro deber es no perder la perspectiva y abocarnos a contribuir desde cada ámbito a la búsqueda de acuerdos, desarrollo social y productivo.

Es en este contexto, las Instituciones de Educación Superior que iniciamos un nuevo año académico estamos llamadas a redoblar nuestros esfuerzos para aportar al desarrollo país, promoviendo la cultura democrática y cívica, la capacidad de crítica reflexiva y la convivencia en sociedad.

Claudia Romero, rector CFT Iprosec socio de la Multigremial de Osorno

Como todos los años, el 8 de marzo se conmemoró en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer, una fecha instaurada hace ya 35 años por la Organización de las Naciones Unidas, que busca recordar igual fecha del año 1857, cuando un grupo de trabajadoras textiles decidió salir a las calles de Nueva York para protestar por las precarias condiciones laborales en las que se desempeñaban. Y si bien esta fue una de las primeras manifestaciones para luchar por sus derechos, es también el punto de partida de distintos episodios reivindicatorios que se han desarrollado en el transcurso de la historia, ya que el género femenino ha debido impulsar diversas luchas para ir ganando derechos tan básicos como participar en procesos eleccionarios o bien acceder a posiciones de responsabilidad en política y en la sociedad en general.

También es cierto que desde esa fecha el género femenino ha logrado innegables avances, ganando espacio en casi todas las áreas de la sociedad, y alejándose de esa añeja imagen que la relacionaba única y exclusivamente al cuidado del hogar y de los hijos.

Sin embargo, a pesar de los pasos dados en busca de igualdad de derechos, está claro que aún queda mucho por avanzar para lograr una sociedad más equitativa, donde el género femenino pueda acceder a las mismas oportunidades que los hombres, en similares condiciones y remuneraciones, más cuando recientes estudios demuestran que aún persisten marcadas diferencias salariales que benefician a los hombres.

Por ello, además de reconocer todos los días el invaluable aporte que cada una de las mujeres hace al desarrollo de sus propias familias y la sociedad en su conjunto, es necesario seguir generando las instancias de diálogo y participación que permitan a las mujeres avanzar hacia una sociedad más equitativa e igualitaria. Más cuando restan importantes desafíos que asumir, como lograr presencia en todos los sectores productivos, derribar las importantes brechas de ingresos, o bien tener participación en cargos directivos.

La Región y el país aún están al debe en cuanto a brindar derechos y oportunidades en igualdad de condiciones a todas las mujeres y los tiempos de saldar esas deudas llegaron.