No a la violencia
Ante las injusticias, opresión, abusos, racismos y dictaduras que afectaron a un pueblo; hombres, mujeres y líderes sociales lograron realizar manifestaciones "no violentas", para así conseguir un mundo mejor a costa de sus propias vidas. Entre ellos están Mahatma Gandhi, quien rechazaba la violencia contra el dominio británico; pero, por sus acciones de protesta fue encarcelado varias veces y el 30 de enero 1948, cuando se dirigía a una reunión para rezar, fue asesinado por un fanático contrario a sus ideales.
Martin Luther King desde joven fue partidario de los derechos civiles, organizó y animó diversas actividades pacíficas, reclamando el derecho al voto, la no discriminación y otros para la gente negra de Estados Unidos; además, participó en numerosas protestas contra la guerra de Vietnam y la pobreza. Como pastor bautista luchó pacíficamente contra la segregación y el 4 abril 1968 fue asesinado por un segregacionista blanco.
Ante el estallido social en Chile, recuerdo las palabras del Cardenal Raúl Silva: "La violencia venga de donde venga es condenable". "Ni la derecha, ni el centro, ni la izquierda, ni el gobierno, ni el pueblo tienen derecho abogar con violencia, o sea, a pasar por encima de la legalidad, la razón, del bien común y del respeto al derecho de todos".
Dérico Cofré Catril
Festival de la violencia El festival de Viña del Mar dio el vamos. Sin embargo, pareció ser el festival de la violencia. Incendios y destrucción de parte de la ciudad jardín fueron el preludio de lo que luego lo reivindicaría. Stefan Kramer, comediante nacional de grandes imitaciones y éxitos, ayer acuchilló nuestra democracia. No sólo hizo una apología de la violencia, sino que reivindicó hasta decir basta a la "primera línea". Casi en un tono sacramental o divino. Niño símbolo de la corrección política, no se atrevió en ningún momento a deslizar alguna crítica al vandalismo que ya ha dejado a más de 300.000 personas sin trabajo. No es aceptable que como sociedad valoricemos este tipo de actos, sino que los condenemos y busquemos en el humor un espacio de entretención, pero no a costa de relativizar nuestra alicaída democracia y sociedad.
José Luis Trevia, Investigador Fundación para el Progreso
IA y crisis sanitarias En sólo cuestión de horas, a fines de 2019 el mundo entero recibió la noticia de una de las primeras crisis sanitarias desatadas, hasta ahora, en el inicio de la tercera década del siglo 21: la detección y posterior propagación del coronavirus desde el primer caso documentado en la provincia de Wuhan, en China. Su aparición ha capturado la atención de gobiernos y sus sistemas de salud, además de organismos internacionales y la población en general.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, el brote de esta enfermedad representa una emergencia de carácter global que se suma a otras que fueron declaradas en años anteriores, como la gripe H1N1, el ébola y el zika. Los números indican que, al 30 de enero, los casos de coronavirus habían aumentado a más de 9.600, mientras que las muertes alcanzaban 170, junto con 100 casos en 20 puntos del planeta fuera de China.
En tiempos en que uno de los grandes difusores de información son las redes sociales y la tecnología en general, se vuelve completamente pertinente preguntarnos de qué manera los avances en la tecnología, específicamente la Inteligencia Artificial, pueden contribuir a evitar lo que fácilmente podría convertirse en una catástrofe mundial.
Uno de los principales aportes de la Inteligencia Artificial para las instituciones de salud y los sistemas de control sanitarios para la población, es poder facilitar el acceso a la información actualizada y en tiempo real de los pacientes en lugares donde el virus se está expandiendo con mayor rapidez, aplacando de forma más efectiva el contagio.
De la misma manera, gracias a los avances en esta área se pueden construir diversos cruces y proyecciones, lo que impacta, por ejemplo, en una asignación más eficiente de recursos, medicinas o campañas preventivas. Las infinitas oportunidades que abre la Inteligencia Artificial en el tratamiento de situaciones como la que vivimos actualmente en el mundo, es asombrosa, particularmente cuando se han reportado casos de contagio, incluso, sin presentar síntomas evidentes.
Como profesionales de la salud debemos aprovechar este tipo de oportunidades, aceptando la ayuda de la tecnología que nos facilita tomar decisiones más oportunas en base a las grandes cantidades de datos que son entregados por la población mundial día a día.
Frente a esta emergencia de carácter internacional, nos vemos situados en un punto de inflexión que puede determinar de qué forma las instituciones de salud en Chile deciden abrir paso a la digitalización y al uso de tecnologías basadas en Inteligencia Artificial
Alfredo Almerares