Acostumbrarse al cambio
"Nunca antes como en los últimos meses, la gente había salido a la calle con tanta fuerza".
A la gran mayoría le interesa la política. Y mucho. Pero no le gusta la forma en que ésta se desarrolla y quiere que se ejecute de mejor manera.
Quienes nos dedicamos a la actividad política debemos ser capaces de comprender esta nueva realidad, que se plantea de modos y formas a los que no estábamos acostumbrados.
Sin embargo, las señales que para muchos de nosotros resultan evidentes, para otros no lo son tanto. Por eso hay sectores que parecen no otorgar valor a los potentes mensajes que la ciudadanía viene entregando desde el 18 de octubre del año pasado.
Prefieren, como suele ocurrir en las redes sociales, omitir segmentos valiosos de la realidad y reemplazarlos por otros que -aunque cuestionables o falsos- sí se acomodan a su relato. Allí cohabitan el enemigo poderoso, las tecnologías de punta de la primera línea, la organización internacional, los videos falsos, los informes de inteligencia y un sinnúmero de curiosidades.
En cierta forma, tales argumentos son recursos desesperados para salir del paso en medio de una crisis como nunca antes se había visto. Pero éstos son los tiempos de lo imponderable. Nunca antes como en los últimos años habíamos visto cambios tan radicales en la evaluación presidencial. Nunca antes como en los últimos meses, la gente había salido a la calle con tanta fuerza; nunca antes habíamos avanzado tanto en la elaboración de una nueva Constitución.
Hay que acostumbrarse a los cambios, porque estos van a seguir ocurriendo. Y desde la política tenemos que estar preparados para hacer frente a los sucesos que nunca antes habíamos experimentado, porque éstos ahora son parte de la nueva normalidad.
Atendiendo a la complejidad de la sociedad chilena del siglo 21, desde la oposición estamos impelidos a elaborar propuestas alineadas con lo que la gente necesita y, sobre todo, a ofrecer una propuesta de futuro enmarcada tanto en nuestros objetivos históricos -la igualdad de derechos y la dignidad de la personas- como en los nuevos valores que hoy definen a la sociedades contemporáneas: el medio ambiente, el respeto a las minorías, la equidad de género, la inclusión, la tecnología como elemento cotidiano, entre otras preocupaciones. El tiempo de los cambios exige nuevas conductas políticas. Quien no lo entienda de ese modo, se quedará anclado en una realidad que cada día se hace más difusa y lejana.
Rabindranath Quinteros Lara Senador de la República