A diferencia del año 1942, cuando se creó la Dirección General de la Enseñanza Profesional, como un paso formal de reconocimiento de la importancia de la educación técnica en Chile, hoy tenemos un país absolutamente integrado al resto del mundo, siendo parte de procesos globales y de las tendencias internacionales. Este cambio ha generado influencia externa que ha potenciado el segmento de la educación técnica de nivel superior, proceso que no es ajeno a las universidades.

Actualmente, gracias a una exuberante disponibilidad de información en el mercado del trabajo, queda claramente identificada la gran y creciente demanda por técnicos de nivel superior. Lo que en algún momento era una alternativa de segunda instancia, hoy es una alternativa de primer nivel para muchos que egresan de la enseñanza media, ya sea de nivel técnico o científico humanista, como también y, en un gran porcentaje, para quienes ya desarrollan una actividad laboral o desean retomar el camino de la formación.

Si como universidades nos concentramos en aspectos puramente relacionados con la demanda, es decir con el interés de potenciales alumnos, podemos cometer errores que afectarán los proyectos de vida de miles de familias, que ven en las carreras técnicas un camino para cumplir sus sueños de vida. En este sentido, el principal factor a considerar a la hora de definir la oferta de carreras es la empleabilidad, medido tanto en inserción laboral como en niveles remuneracionales. Son estas las variables fundamentales que han venido a despertar el interés de la población, sumado a la creciente presión del mundo industrial para que las universidades seamos parte de esta responsabilidad.

Otros factores relevantes a la hora de implementar carreras técnicas son la pertinencia territorial y las condiciones de operación de los programas de estudios. Somos parte de una realidad regional y las universidades, actores fundamentales en la construcción del desarrollo del territorio. Nuestra oferta debe enfocarse bajo esa mirada, por otra parte, impartir carreras técnicas requiere de ciertos estándares en las condiciones de operación, que aseguren el logro de los perfiles de egreso, tal como es requerido por el mundo del trabajo actual. La sociedad no sólo requiere el desarrollo de elementos propios de cada especialidad, sino que exige ciudadanos comprometidos con el medio.

Danilo Curumilla, director de formación técnica de la Universidad de Los Lagos

En un momento tan crítico y difícil, queda en evidencia que la necesidad de los acuerdos resulta fundamental para salir de este escenario tan complicado para Chile.

Es lo que, por lo demás exigen los compatriotas: voluntad para acercarse y conseguir puntos en común más que seguir relevando las diferencias ya conocidas entre cada uno de los sectores.

La encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) precisa que el 64% de los chilenos valora la democracia como forma de gobierno; el 78% espera que los líderes políticos privilegien los acuerdos, mientras solo el 14% espera que privilegien sus posiciones. Se trata de una de las pocas luces de esperanza, considerando la destrucción de instituciones, el campeo de la desconfianza y el deterioro de las expectativas políticas y económicas.

Sin embargo, la necesidad de explicitar las posturas y remarcar lo que nos divide se ha hecho una costumbre en demasiados espacios cotidianos. Desde la familia, los amigos, en el mundo del trabajo y ciertamente en el Congreso, que debiera ser un ejemplo de entendimiento y democracia.

Lo anterior, a pesar de lo que esperan los compatriotas: buscar acuerdos.

Esta urgencia por remarcar mis creencias y atacar las que van en contra de mis principios es dañina para la convivencia, quizás sea el resultado del impacto de las redes sociales, en las que no existe una motivación por el diálogo. Nos hemos llenado de necios, de ignorantes y de personas inflexibles que no quieren ni buscan el encuentro, sino arrasar con sus posiciones.

La conversación nos hace mejores personas y permite tener sociedades más fuertes; aquello lo entiende el chileno común y corriente, pero no tanto algunas élites.

Tampoco se trata de cualquier acuerdo, sino uno inteligente e informado, en virtud con lo que ocurre en el mundo. Lo demás es pura ilusión.

Salir de este pantano pasará casi exclusivamente por ceder, porque todos lo hagan, porque eso es la democracia y lo que piden los chilenos.