El 2020 será el año de las decisiones. Como nunca antes, la ciudadanía chilena será convocada a elegir. Primero, en abril próximo, podremos definir si queremos o no una nueva constitución, así como la fórmula a través de la que será redactada. Luego, en octubre, deberemos seleccionar a quienes serán los responsables de esa tarea. Ese mismo día elegiremos alcaldes y concejales y, por primera vez también a los nuevos gobernadores regionales. Eventualmente, estas elecciones podrían estar marcadas por la restitución del voto obligatorio.
En este proceso nadie puede quedar fuera, ni mujeres, ni pueblos originarios ni los independientes. Y dentro de las organizaciones políticas será necesario impulsar un recambio en las propuestas, tanto de personas como ideas.
Es necesario comprender que estas elecciones no pueden ser enfrentadas con los códigos a los cuales hemos estado siempre acostumbrados. Asumirlo como si fuese una contienda electoral más -asentada en el tradicional clivaje de izquierda versus derecha- probablemente sólo contribuirá a pavimentar el camino hacia el fracaso.
La ciudadanía lo ha dicho con fuerza en estos meses de manifestaciones y expresiones de malestar contra el sistema vigente: Está aburrida de la letra chica, de los acuerdos opacos, de la información a goteras. Ya no quiere seguir siendo testigo impotente de las decisiones que otros toman por ellos. Por eso el espacio eleccionario de 2020 es tan relevante.
La protesta social ha hecho su tarea. Ha visibilizado la molestia y el hastío, y ha puesto en nuestro horizonte nuevos desafíos que requieren acciones concretas y modificaciones profundas. Pero los cambios solo serán posibles en el marco de institucionalidad que regula nuestra convivencia democrática y se materializarán en la medida en que la participación de todos y todas esté asegurada, sin trabas ni dobles lecturas.
Hay aquí, por cierto, también un desafío para quienes se sienten distantes o decepcionados de los partidos y la actividad política. En un año tan relevante, marginarse no parece ser una opción válida. Participar es mucho más que votar. Participar, en este año de decisiones fundamentales, implica organizarse, informarse, debatir y ser protagonistas.
En las elecciones de este año, están en juego mucho más que unos cuantos cargos de representación popular o la supremacía de un sector político. Están en juego las definiciones fundamentales de lo que esperamos y queremos para Chile.
Rabindranath Quinteros, senador Región de Los Lagos