Si hay algo que ha quedado claro en Chile en las últimas semanas, es que la paz social solo puede asentarse sobre la base de la justicia social.
La convivencia, la estabilidad, la colaboración, que requiere toda sociedad para poder funcionar, solo pueden construirse sólidamente cuando existen condiciones de respeto y equidad en el acceso de los derechos básicos.
Esas condiciones se traducen hoy, en Chile, en los tres pilares de una agenda social: salud, pensiones y salarios dignos.
La salud como un derecho y los medicamentos como bienes públicos y sociales y no privados y de consumo. Un sistema público único financiado con las contribuciones de todos y también con impuestos, que ponga el acento en la prevención, que asegure un acceso igualitario parta todos que no dependa de la condición económica y que no discrimine, con una red pública que otorgue atenciones oportunas y de la calidad y que no dependa de la compra de servicios a privados.
Pensiones justas para quienes han contribuido con su trabajo al desarrollo del país, cuyo monto no dependa únicamente del esfuerzo individual y de la rentabilidad de las inversiones; y pensiones básicas que permitan satisfacer las necesidades esenciales de quienes, por distintas razones, no han cotizado.
Salarios dignos para un trabajo decente, con remuneraciones no inferiores a 500 mil pesos mensuales, con una participación justa de los trabajadores en la riqueza que contribuyen a generar, con pleno respeto a los derechos laborales, con jornadas compatibles con la vida familiar y el descanso y con subsidios adecuados para quienes deben enfrentar la cesantía.
Así como se dice que la Constitución debe ser la casa común, estos pilares deben constituir el alhajamiento mínimo de esa casa de todos. Naturalmente para ser realidad, estos pilares requieren de otro Estado, lejos del modelo subsidiario, de otra cultura democrática, con mayor participación y control ciudadano, y otra cultura tributaria, en la que los que tienen más, también contribuyan con más.
La gente espera que el gobierno dé los primeros pasos con medidas urgentes ante los problemas más apremiantes y bases de reformas estructurales para los problemas de fondo.
Hasta ahora el gobierno está al debe. Ha hecho un esfuerzo, no cabe duda, pero lo ha hecho sin la convicción y profundidad que la gravedad de la crisis exige.
Rabindranath Quinteros, senador de la Región de Los Lagos