Liderar una empresa en tiempos de incertidumbre, durante la mayor crisis social de Chile en los últimos 30 años, es algo que desafía a toda persona a desplegar todos sus talentos y empatía para ser un catalizador de cambio social. En primer lugar, los empresarios debemos potenciar la asociatividad con otros sectores, empatizar con las urgencias de la población más vulnerable y tener el propósito de ser claves en la solución de lograr un desarrollo más equitativo para Chile.

Los emprendedores con propósito de Osorno hemos pasado del shock de estar paralizados a comprender que nuestra sociedad cambió para siempre; pues el modelo de desarrollo debe ser cada vez más inclusivo y requiere líderes empresariales orgullosos de hacer el bien a través del emprendimiento desde las ciudades donde han decidido vivir y contribuir para el futuro de sus comunidades. No hay tiempo que perder, Chile nos necesita y nos pide seguir activos, produciendo bienes y servicios de calidad, con precios justos y compartiendo con nuestros colaboradores, familias y proveedores el orgullo de ser parte del progreso.

Con humildad los emprendedores hemos revisado la situación de nuestras empresas, clientes, proveedores y colaboradores. Ahora debemos evaluar nuestra situación de flujos, deuda y proyecciones para cerrar el 2019 y abordar un 2020 post crisis social con fuertes acciones de colaboración que hagan sostenible ambiental, económica y socialmente nuestras empresas.

Para hacer viables nuestras empresas, seguramente debemos concurrir a préstamos con garantía estatal para renegociar deudas, conseguir las tasas de interés más bajas disponibles según nuestro nivel de riesgo y adoptar tecnologías que nos permitan mayor competitividad para asegurar el empleo de nuestros colaboradores, aumento de ingresos y diversificación de mercados.

Casi todas las empresas de Osorno somos microempresas, por lo que no practicamos la colusión, evasión tributaria, ni la explotación de nuestros trabajadores. Por el contrario, requerimos colaborar con medianas y grandes empresas instaladas en nuestra provincia para desarrollar soluciones de mercado con beneficios para jóvenes, adultos mayores y personas en situación de vulnerabilidad económica y social.

Marcelo Moraga, socio Multigremial y director Aldea Cowork

Ha sido sorprendente y hasta desolador observar cómo la tergiversación, falsedad y descontextualización -entre otros fenómenos que suelen agruparse bajo el alero de las denominadas "noticias falsas"- han sido protagonistas centrales de la forma en que un segmento de la población configura sus posiciones y puntos de vista en torno a la crisis que enfrenta al país.

Se observa, en concreto, cómo por ejemplos redes sociales como Twitter, Facebook e Instagram se llenan de mensajes que apelan a la emocionalidad de un creciente segmento de sus usuarios, para exacerbar el malestar, aumentar las odiosidades entre chilenos y mostrar un mundo "en blanco y negro". Se trata de prácticas que cruzan todo el espectro ideológico, pero que son utilizadas especialmente por los representantes de los extremos para generar mayor adhesión a sus posturas e intentar sacar provecho político de los difíciles momentos.

Es cierto que para que eso ocurra los algoritmos de las redes sociales cumplen un rol al menos cuestionable, pues en episodios recientes se ha comprobado que varias de éstas operan privilegiando en las líneas de tiempo de los usuarios aquellas informaciones que refuerzan sus ideas o prejuicios y se "viralizan" solo porque refuerzan algunas posiciones, que suelen apelar a sentimientos y aumentar la polarización.

Pero este fenómeno también representa un llamado urgente y una alerta sobre la necesidad de fomentar la mayor generación de pensamiento crítico, especialmente en nuestras nuevas generaciones. En este ámbito, la educación será fundamental para cambiar un escenario que se observa especialmente preocupante, ya que se debe avanzar en la posibilidad de comprender la manera en la que se organizan los conocimientos que interpretan y representan nuestro mundo y en particular las opiniones o afirmaciones que en la vida cotidiana suelen aceptarse como verdaderas.

Esto, en concreto, dice relación con no creer todo aquello que se publica en las redes, tomarse un minuto y preguntarse, por ejemplo, cuál es la reacción emocional que se pretende generar en cada uno con determinado mensaje.