Abordar los problemas sociales
Es cierto que los gobiernos han hecho esfuerzos en la reducción de la pobreza, pero no han sido suficientes.
Desde hace años que distintos análisis habían puesto en evidencia que el gran problema social del país es la enorme inequidad. En efecto, Chile es uno de los países con una mayor brecha económica, al punto que el 5% de la población vive como en cualquier país europeo desarrollado, mientras el 10% más pobre, lo hace como si estuviera en alguna nación de África Subsahariana.
Ya en 2011 la encuesta Casen advertía que el 10% más favorecido de la población ganaba 35,6 veces más que el segmento con menores recursos, lo que reflejaba una concentración del ingreso y una ausencia de oportunidades para los más desposeídos. De ahí que los gobiernos trataban de poner énfasis en la necesidad de crear más y mejores puestos de trabajo, considerando que la desigualdad fracciona la sociedad, divide a sus habitantes e impide la cohesión social. La más reciente edición del informe Panorama Social de América Latina, elaborado por la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (Cepal), que analizó la evolución de la pobreza, el gasto y la inclusión social, reveló que Chile mantuvo sus altos índices de desigualdad, un detalle que es característico de nuestra economía y que por décadas produjo diálogos enfrentados, hasta llegar al estallido social de las últimas semanas. De acuerdo con ese estudio, la mitad de los hogares de menores ingresos accedió a sólo 2,1% de la riqueza neta del país. No obstante, la pobreza en Chile cayó tres puntos porcentuales entre 2016 y 2017, llegando a 10,7% y logrando la segunda cifra más baja de la región después de Uruguay, que tiene 2,7%.
Es cierto que los gobiernos han hecho esfuerzos en la reducción de la pobreza, pero no han sido suficientes, por lo que se mantienen niveles de desigualdad. El tema de la inequidad está permanentemente en el debate y debe hacernos reflexionar, tanto de los logros conseguidos, como de los desafíos que siguen pendientes. Se trata, sin duda, de un punto que requiere mayor trabajo y convicción de que es un fenómeno que atenta contra la paz social, o que resulta inconveniente para un verdadero desarrollo.