Hoy día los chefs nos encontramos comprometidos en realizar cambios en la educación alimentaria, considerando el aporte nutricional de alimentos consumidos por los niños (calidad y cantidad),

Es necesario reconocer que esta tarea educativa es de todos, pero mayormente son los padres y madres, quienes deben fortalecer en los hogares la nutrición de sus hijos. Para ello debemos realizar una alerta, ya que nos encontramos nutricionalmente forzándolos a llenarse de alimentos que contienen grasas saturadas. Si abusan de estas sustancias y no las queman a diario, haremos que nuestros niños tengan un cuerpo con grandes cantidades de grasa y en un futuro podrían estar asociados a patologías derivadas de la mala alimentación. Por ello, como chefs y padres tenemos la obligación de educar en hábitos alimentarios saludables en nuestros hijos.

Aquí entrego algunos tips que pueden ayudar en esta importante tarea.

Primero hay que informarse antes de hacer compras, para que la alimentación sea equilibrada y saludable.

Hay que considerar las necesidades nutricionales de nuestros hijos, como también sus gustos y preferencias. No se trata de obligar a comer, sino de cocinar pensando en ellos. Aprendamos de textura, colores, cocciones y sabores. No hay que darse por vencido cuando algo no les gusta, sino que debemos "disfrazar la receta".

Hay que elaborar platos bien presentados y coloridos, no exagerar en las porciones, ya que se pueden repetir si lo desean.

No hablar de alimentos malos: siempre hay que resaltar las bondades de cada alimento.

Se debe permitir que los hijos coman algún trozo de torta, un chocolate o un dulce, sin embargo, hay que considerar que no son premios.

Siempre elegir el agua pura como bebida para los niños, en reemplazo de jugos artificiales y bebidas gaseosas.

Hay que desconectar a los niños de la tecnología y enseñarles juegos que sean una forma de hacer ejercicio, sobre todo al aire libre. Es importante educar con el ejemplo.

Andrea Castillo Catalán, directora del área Turismo y Gastronomía Santo Tomás sede Osorno

La Ley N° 21.015, más conocida como "Ley de inclusión laboral", instancia que busca sumar a las personas con capacidades diferentes al mundo del trabajo, cumplió ya un año desde su puesta en marcha.

El asunto es relevante, ya que se favorece a miles de personas en el país que sufren alguna discapacidad, ya sea auditiva, visual, cognitiva o de otro tipo. Es decir, no es algo reducido, sino que efectivamente complica a buena parte de quienes desean acceder a un empleo y no tienen la chance, aun cuando cuentan con las capacidades profesionales y la experiencia.

Desde el año pasado, las empresas -públicas y privadas- con 200 o más trabajadores deberán tener una reserva legal el 1% de sus puestos de trabajo para personas con discapacidad o asignatarias de pensión de invalidez. Este año la medida se amplía a las compañías con 100 o más trabajadores. Al tiempo, el impacto del nuevo marco será evaluado al tercer año de implementación.

Naturalmente, el objetivo es romper con la discriminación, promoviendo una inclusión laboral eficaz de las personas con discapacidad, tanto en el ámbito público como en el privado, según lo ha destacado la autoridad del actual y pasado gobierno. Debe recalcarse que el asunto logró apoyos bastante transversales, pese a los temores existentes.

La normativa permite eliminar brechas significativas, lo que irá acompañado de exigencias que serán sancionadas por la Dirección del Trabajo (en el caso del sector privado). Los detalles están contenidos en el reglamento dictado por el Ministerio del Trabajo y Previsión Social, que establecerá los parámetros, procedimientos y demás elementos necesarios para dar cumplimiento a la ley.

Entre otros aspectos, se considera que las empresas que, por razones fundadas, no pudieren cumplir total o parcialmente con la cuota, deberán dar cumplimiento subsidiario.

Una buena medida, que evidentemente tendrá complicaciones, pero que apunta a un espíritu

loable y que puede cambiar la vida de muchos.