La Ley 21.094 sobre Universidades Estatales, promulgada en mayo de 2018, crea el Consejo de Coordinación de Universidades del Estado, con el propósito de fomentar una labor conjunta y articulada en beneficio del progreso del país, mejorar los estándares de la educación pública en todos los niveles, colaborando con los servicios públicos que lo requieran, así como colaborar entre las instituciones de educación superior.

El viernes 25 de enero se constituyó por primera vez el Consejo de Coordinación, donde participan los 18 rectores de las universidades estatales; la ministra de Educación, que lo preside; y el ministro de Ciencia y Tecnología. En esta reunión de constitución se eligió al rector de la Universidad de Chile como vicepresidente.

La constitución de este consejo es relevante como una instancia que releva el rol público de la educación superior estatal que se encuentra presente en cada una de las regiones del país. Las expectativas son altas al contar con una instancia formal que permita fortalecer la educación pública y las universidades estatales en particular, con una interlocución directa con dos ministerios relevantes para el desarrollo de políticas en materia de educación y ciencia y tecnología.

Las principales funciones del consejo son asesorar al Ministerio de Educación, fomentar la labor conjunta entre universidades estatales, conformar redes de cooperación, colaborar con los órganos del Estado que lo requieran y elaborar planes de crecimiento de la matrícula de universidades estatales a solicitud del Ministerio de Educación, para apoyar el desarrollo estratégico del país y sus regiones.

Bajo este principio de coordinación de las instituciones del Estado, las universidades del Estado reafirman el propósito de cooperación mutua por sobre la competencia que ha dañado tanto al sistema educación chileno. Se reafirma la cooperación, ya que no es algo nuevo entre las estatales, donde existen instancias formales para compartir y conocer las iniciativas y desarrollos de nuestras instituciones, como las redes de aseguramiento de la calidad, pregrado, investigación, análisis institucional, vinculación con el medio, artes y comunicaciones.

Óscar Garrido Álvarez, rector de la Universidad de Los Lagos

Nadie puede dudar del profundo cambio que han experimentado las relaciones y la propia percepción de la realidad desde que comenzó la irrefrenable masificación de las redes sociales. Sin respetar fronteras geográficas ni diferencias culturales, aplicaciones como Facebook, Twitter o Instagram, por nombrar algunas, han modificado y están modificando todavía las maneras en que el individuo comprende el mundo, configura la realidad y traza sus propósitos, en un arco de influencia que abarca a los gobiernos, los modelos económicos, los medios de comunicación y cualquier institución que antaño, como las fuerzas de orden o la Iglesia Católica, contaban con amplios grados de aprobación ciudadana.

Todo aquello está mutando de forma vertiginosa, y si bien se puede sostener que la democratización del acceso a la información ha permitido "redistribuir" el poder del conocimiento, no se pueden soslayar los peligros que representa un modo de vida que ha pasado a depender, antes que de la relación directa con los otros, de la aceptación que consigue un "yo virtual" en las comunidades que pueblan las redes sociales. En una clara demostración del efecto perverso que está provocando la obsesión por la instantaneidad se inscribe el reciente llamado de Bomberos de Osorno, que ha alertado sobre la creciente tendencia de los testigos de incendios en la ciudad, en cuanto a grabar e incluso transmitir en vivo la acción del fuego, en lugar de utilizar los mismos teléfonos celulares para llamar a los números de emergencia y pedir que acudan los equipos de rescate.

Del relato de los directivos de Bomberos se desprende que el fenómeno va en aumento y que muchas veces los propios afectados por el siniestro terminan suplicando a los "cazanoticias" para que se comuniquen con los fonos de emergencia. Además de ser muy oportuna la invocación de la institución para que la población ponga los pies sobre la tierra, no deja de ser inquietante la observación. Está germinando una semilla de indolencia ciudadana en Osorno que es necesario advertir a todo nivel.

Nadie debería perder las proporciones entre la realidad y lo que es el entorno virtual.