Cuando en 2017 decidimos como universidad organizar un congreso académico para el sector agropecuario en Osorno, solamente teníamos claridad respecto de tres cosas: a) que teníamos que ser capaces de reunir tanto al mundo académico como el productivo, básicamente porque el conocimiento no sólo está presente en el primero de los mundos, sino porque hay mucho conocimiento experiencial que se encuentra en las empresas, las cooperativas, las asociaciones gremiales e incluso en la sociedad civil, y que es tanto posible como necesario aprender de estos actores; b) que debíamos desarrollarlo en forma conjunta con otras instituciones de educación superior, fundamentalmente por la diversidad de perspectivas que enriquecerían hacerlo de manera interinstitucional; y c) que requeríamos hacer una apuesta por revalorizar el sector agropecuario (o más bien, agroalimentario) desde una perspectiva tanto interdisciplinaria como tecnológica, fundamentalmente por el arraigo histórico que tiene este sector en nuestra zona, pero también por la necesidad de plantearnos los desafíos que enfrenta el sector en un mundo de numerosos cambios: globalización del conocimiento y del comercio, cambio climático, consumidores y usuarios cada vez más informados y demandantes, entre otros.
Con estas pocas cosas en mente, fuimos construyendo nuestro congreso durante el primer semestre del año en curso. Y cuando digo fuimos construyendo, fue porque realmente así lo hicimos. Los temas, los énfasis, el contenido, el diseño, los enfoques, no se nos ocurrieron solamente a nosotros. Se identificaron en un sinnúmero de reuniones y conversaciones, tanto con las universidades, centros de I+D y empresas que generosamente participaron, como por cierto las diferentes áreas de nuestra institución que apoyaron tanto en la organización como las ponencias, etc.
Quisimos contar con experiencias internacionales, y por eso nos acompañaron los doctores Chris Lupo y Troy Downing, provenientes de Estados Unidos, que nos transmitieron lo que están realizando en Oregon y California; Francisco Salazar, de INIA Remehue; y el Dr. Javier Burchard, de la Universidad de Santa Catarina de Brasil. Así como ellos, participaron más de 40 expositores nacionales que con ponencias y pósters, discutimos sobre un sinnúmero de experiencias de aplicación tecnológica al sector agroalimentario.
Queremos agradecer a todos quienes participaron e hicieron posible el primer Congreso Tecnológico Agropecuario, que ciertamente no fue sólo de Inacap, sino de todos quienes lo hicieron posible. ¡Muchas Gracias!
Marco Rosas Leutenegger, director de Innovación
de la Universidad Tecnológica de Chile Inacap Osorno