Los resultados preliminares de la VII Encuesta Nacional sobre Gasto y Personal en Investigación y Desarrollo, presentado en enero de 2018 por el Ministerio de Economía, indican que la inversión de Chile en investigación y desarrollo es de un 0,37% de su Producto Interno Bruto, mientras que en los países de la OCDE su gasto es de un 2,38%.
Con relación a la participación de mujeres: 1) sólo el 37,3% del personal I+D son mujeres, de un total de 15.261 personas; 2) con relación a dónde se desempeñan las mujeres, tanto en el Estado, en educación superior e instituciones privadas sin fines de lucro, se concentran un 41% versus un 59% de hombres; 3) la participación de mujeres versus hombres con grado de doctor es sólo de un 29,4% y en magíster un 40,3%.
Otra encuesta sobre trayectoria de profesionales con grado de doctor residentes en Chile, presentada en 2016 indica: 1) El 35% de los doctores son mujeres y se ubican mayormente en el rango etario menor a 55 años; 2) por áreas de conocimiento, todas presentan una brecha mayor de doctores hombres, y las áreas donde se presentan las diferencias más evidentes son ingeniería y tecnología, con sólo un 26% de doctores mujeres; y ciencias naturales con un 30% de doctores mujeres; 3) con relación al ingreso, el 17,9% de las mujeres indican ganar sobre M$2.500, mientras en los hombres es el 37,6% y en el rango de ingresos inferiores de M$1.000 se ubica el 6,2% de doctores hombres y el 14,7% de doctores mujeres.
Los datos presentados evidencian la inequidad de género presente en las distintas áreas, siendo una de las principales barreras en la mujer que se dedica a la ciencia y tecnología, el compatibilizar la carrera académica con la vida familiar, lo que en general dificulta que las mujeres accedan a cargos en el mundo científico y en la academia, y puedan desarrollar de mejor manera la disciplina científica en comparación a los hombres. Siendo también otra dificultad en el ámbito universitario, el creer que en la academia todo es objetivo y sólo importa el mérito, cuando a la luz de los datos se observa un sesgo evidente.
Una universidad no se puede permitir la prevalencia de un género sobre otro, ni la pérdida de talento al mantener las brechas de género. La diversidad es parte del ser universitario y un desafío importante es garantizar una equitativa representación de género en las distintas áreas de desarrollo en ciencias y tecnología.
Óscar Garrido Lara, rector de
la Universidad de Los Lagos