Apicultor del sector Los Riscos se abre paso con su producto en los mercados de Estados Unidos y Japón
NATURAL. Guido Gallardo Velásquez es primer director de la Cooperativa Mieles del Sur, que une a emprendedores de las regiones de Los Ríos y Los Lagos.
Las abejas, esos pequeños insectos responsables de polinizar gran parte del reino vegetal trasladando el polen de flor en flor, haciendo posible el surgimiento de frutos, semillas y nuevas plantas, está cobrando gran valor en el sector Los Riscos, de la comuna de Purranque.
Uno de los beneficiados es el apicultor Guido Gallardo Velásquez, que sin habérselo propuesto, se convirtió en exportador de miel de ulmo, tiaca y tineo en la comuna, que da en el gusto a los paladares más exigentes de los habitantes de Japón y Estados Unidos.
El hombre de campo es uno de los 11 socios de la Cooperativa Mieles del Sur, con su base en Frutillar, Colonia La Radio, integrada por familias disgregadas entre las Región de Los Ríos y Los Lagos, que viven y se desvelan por producir mieles puras, como dicen ellos, "libres de transgénicos, agricultura industrial u otros contaminantes".
Exportación
El productor purranquino contó que es primer director de la Cooperativa Mieles del Sur y que en los últimos tres años han exportado a Japón y Estados Unidos. "Yo vendo la miel que produzco y la cosecha de este año se irá a Estados Unidos. En 2017 por ejemplo, envié cuatro tambores con envases entre 60 y 480 gramos, directo a los supermercados y a la mesa de los consumidores. Vinieron a visitarnos los dueños de las empresas importadoras, filmaron un video de nuestra planta y el manejo de la miel, es decir, se constituyó el sistema de la trazabilidad. Lo nuestro es con denominación de origen y en estado líquido. En lo particular enviamos cerca de 900 kilos desde Los Riscos, y como cooperativa unos 5 mil kilos".
En cuanto a las proyecciones, estima que para este año apuestan que será menor la producción, tal vez unos 4 mil kilos en total. "El Estado y la ciudadanía en general, deben preocuparse de estos problemas ambientales. Dicen los estudiosos que si se terminan las abejas, el mundo sufriría un impacto irreversible", remarcó el productor.
Inconvenientes
Aunque en esta última temporada, por lo menos en el caso de Guido Gallardo, no todo fue "miel sobre hojuelas", literalmente, pues "este año la apicultura no ha sido muy buena para mí debido al clima. La primavera fue lluviosa, además utilicé un medicamento que me trajo muchos problemas, para contrarrestar la enfermedad que se llama varroa (parásitos externos). Hubo una mortandad grande. Fue negligencia de la empresa que importó el producto argentino la que después no respondió por el daño causado. De 100 cajones o colmenas, quedé con 70, y eso significó una etapa difícil. Sin embargo me estoy recuperando y ya tengo 120".
Según dijo, esa fue una de las razones que explican su descenso en la producción, ya que además amplió su colmenar y eso debilita la población. "Como dije, el clima fue el otro factor, la primavera estuvo lluviosa y acá tenemos pocos meses de floración: diciembre, enero y febrero. El apicultor siempre aspira tener buenas poblaciones para acopiar la miel", remarcó.
Inicios
Reveló que su interés por la apicultura viene desde muy joven. "Mi madre trabajaba con colmenas rústicas, claro que con muy poca tecnología. Pero en ese tiempo no se conocían las enfermedades que existen ahora. No estaba la chaqueta amarilla por ejemplo, igual la Loque Americana que afecta a las crías de las abejas, entre otras que han venido desde el exterior".
Sobre los avances tecnológicos, aseguró que con la proliferación de los celulares y las antenas, la abeja está perdiendo su hábitat. Se desorienta. "Aquí vinieron a instalar una antena a 150 metros de mi apiario, no hubo ningún estudio, menos una consulta a la comunidad. Las empresas sólo pagan y no se preocupan de los efectos. En paralelo el ser humano sigue fumigando en sectores rurales y hasta en el camino riegan los químicos para no cortar el pasto. Si la autoridad no pone mano dura, qué vamos a hacer los productores, sólo tratar de sobrevivir con lo poco que tenemos. Hice un reclamo a varios servicios, pero no he recibido ninguna respuesta. Eso marca el grado de interés que le asiste al Estado sobre estos asuntos que atentan contra el medio ambiente y la preservación de las abejas", subrayó.
Al escarbar en su lado íntimo, Guido Gallardo contó que su familia está compuesta por su esposa y dos hijos: uno de ellos vive en Santiago y otro en Talca. Este último le siguió sus pasos y en la actualidad también mantiene colmenares en la Región del Maule.
En 2017 Gallardo y su pareja hicieron un gran esfuerzo económico y viajaron a Cuba al Encuentro Iberoamericano de Apicultores, y este año esperan repetir la experiencia en agosto en Uruguay, como parte de la delegación de la Red Nacional de Apicultores. "Siempre hay algo que aprender en la vida y uno tiene que continuar perfeccionándose", precisó.
Por ahora y con gran voluntad desde Los Riscos, la familia de Guido Gallardo, sus colegas y socios apicultores sureños, en medio de los bosques lluviosos de esta zona de la Patagonia, continúan relevando la importancia de las abejas en el mundo y los grandes beneficios de la miel.
Detalles del proceso
En cuanto a los detalles de su actividad, expresó que "cada colmena tiene una reina madre, obreras, más el zángano. Reina que en tiempo de entrada de néctar tiene una postura diaria entre 1.800 y 2 mil huevos, - para la reposición de las abejas que mueren -, porque duran 21 días trabajando afuera y otros 21 en el interior. Como se aprecia, es poca la vida de la abejita. La reina se fecunda con 8 y hasta 12 zánganos y su fecundación en forma rústica dura de 4 a 5 años. Sin embargo, a uno que trabaja con colmenas no le conviene tenerla más de dos años, porque la postura es menor", agregó el vecino de Los Riscos.