De nuevo aparece Chile como uno de los destinos de turismo más preciados del planeta. Esta vez fue premiado como el mejor destino de turismo aventura del mundo. Es la segunda vez consecutiva que nos toca con World Travel Awards y nos deja una tarea titánica; "estamos liderando el turismo aventura", según el ministro de Economía, Jorge Rodríguez. Este hecho se suma al ya conocido el mes pasado, reconocimiento de Lonely Planet como los primeros en "Best in Travel 2018". Recordemos que es una de las guías de turismo más famosa, con presencia en más de 145 países.
La directora de Sernatur, Marcela Cabezas, afirmaba en octubre que "ser distinguidos por Lonely Planet es un premio para todos los chilenos, porque destaca nuestra belleza natural, pero también nuestra buena calidad como anfitriones". De lo último no estoy tan de acuerdo, aún nos falta mucho, siento que estamos en un proceso de constante aprendizaje y bastante lejos de ser anfitriones de excelencia.
Chile está marcando presencia en el concierto internacional y debemos avanzar en profesionalizar esta industria que nos permitirá apalancar otros rubros que no se ven tan favorecidos si los miramos a largo plazo. Dejar de ser dependientes de los negocios commodities nos fortalecería y tendríamos una economía mucho más dinámica.
El turismo en Chile representa el 10,1% del PIB de 2016, cifra que aparece en forma incipiente si pensamos lo que ponderaba el turismo años atrás. En 2008 ingresaron 2.710.000 personas, en 2014 ingresaron 3.674.400 y el año pasado llegaron 5.640.700. Ya en este año, período enero a octubre, hemos recibido 5.239.950 turistas, representando un aumento de un 16,2% con relación al mismo ciclo de 2016.
Todos estos reconocimientos y datos son extremadamente auspiciosos, pero si no van acompañados de políticas públicas y privadas enfocadas en aumentar la conectividad física y digital, en potenciar proyectos relacionados, en aportar con mejorar los servicios directos y secundarios, en mejorar el servicio al cliente, entre otros, comenzarán a aparecer los "detalles" que escondemos bajo la alfombra; y lo bien posicionado que está Chile pasará de ser una ventaja competitiva a una desventaja, porque no nos preocupamos a tiempo de planificar estratégicamente el sector tan laureado. Ojalá podamos mirar el turismo con ojos ambiciosos y potenciarlo, cuidando el medio ambiente y preservando nuestras costumbres, que son ventajas comparativas que nos han permitido llegar al sitial en que estamos.
Ulises Alarcón G., académico de la Escuela de
Ingeniería Civil Industrial de la UACh, sede Puerto Montt