En las últimas semanas hemos visto y escuchado en los medios de comunicación como padres han realizado largas filas, pasando las noches muchas veces, para matricular a sus hijos en colegios que tienen una alta demanda versus los cupos disponibles de admisión. A partir de esta noticia se ha comentado mucho cómo la Ley de Inclusión va a evitar que esto vuelva a ocurrir al hacer el proceso de matrícula aleatorio por Internet.
Puede que esto sea cierto, pero la Ley de Inclusión no se hace cargo de una pregunta previa al proceso de selección, ¿por qué los padres están dispuestos a pasar la noche para que sus hijos vayan a estudiar a estos colegios? Se podría atribuir dicha respuesta a la calidad de educación que entregan esos establecimientos versus las opciones que tienen al lado, o al proyecto educativo, como por ejemplo, que sea de formación católica, que para algunas familias puede ser importante.
Pero hay otro elemento que no he escuchado en las discusiones y, creo, toma mucha relevancia para el proceso de matrículas en primero medio, que es la orientación vocacional.
Como el proceso de selección aleatoria, que tiene ciertos elementos de priorización, se realiza con un software o sistema que no conocemos cómo tiene definido los parámetros de asignación, sería interesante conocer si la variable vocacional entra en juego. Esto es sumamente relevante si lo pensamos desde el punto de vista de la educación técnica, donde muchas familias ven la opción para que sus hijos obtengan un título y puedan ingresar al mundo laboral.
Este proceso ocurre justamente en primero medio en la mayoría de los establecimientos, ya que es poco común que un estudiante se cambie de liceo en tercero medio porque en su establecimiento no se imparte la especialidad para la que tiene vocación. Por lo tanto, es clave que si un joven tiene orientación por el sector agropecuario o el marítimo, pueda acceder a un liceo técnico con las especialidades relacionadas a esa área.
Esperemos que este sistema que busca dar igualdad de oportunidades para todos, no se transforme en un sistema que crea jóvenes frustrados porque no pudieron estudiar la especialidad técnica que querían, ya que el computador dijo otra cosa.
Cristóbal García, director
ejecutivo de ONG Canales