"Hablemos de la depresión" es el tema de la campaña que conmemora este año el Día Mundial de la Salud y es fundamental hacerlo no sólo en esta fecha, sino que regularmente, porque es una enfermedad que afecta a personas sin distinguir edad, género ni nivel sociocultural. Es necesario comenzar aclarando que la depresión se puede prevenir y tratar, lo importante es saber de qué se trata para disminuir su estigmatización y lograr así que más personas se atrevan a pedir ayuda en el momento apropiado.
La depresión se caracteriza no sólo por el ánimo bajo. Hay que estar atentos a un conjunto de síntomas como baja autoestima, tristeza persistente, pérdida del interés en actividades que antes generaban placer, aumento o disminución del sueño y/o del apetito, desesperanza, soledad o miedo a estar solos, sentimientos de culpa, disminución del rendimiento escolar o laboral.
También pueden presentarse otros signos de mayor complejidad, como ideas recurrentes de muerte o heridas autoinfringidas o intento de suicidio que suelen ser simplificadas como "el deseo de llamar la atención", cuando en realidad son un grito desesperado que pide ayuda.
Si conoce a alguien o usted mismo se ha sentido representado en uno o varios de los síntomas mencionados, no se convenza con afirmaciones como "son puras tonteras" o "ya se me va a pasar", o "no, si es pena no más". Es tiempo de entender que ir a terapia no es "de locos", no es reflejo de debilidad, ni es algo socialmente mal visto. De hecho, cada día más personas hacen terapia sólo con el objetivo de fortalecer aspectos psíquicos o emocionales para responder mejor en sus trabajos, por ejemplo.
Mientras antes busque atención en el sistema público o particular, mejor es el pronóstico de recuperación. Debe saber que hoy todos los consultorios cuentan con excelentes psicólogos dispuestos a ayudarlo de manera inmediata. Ellos no sólo disponen de las herramientas profesionales necesarias para contenerlo, escucharlo y guiarlo efectivamente en su recuperación; sino que además cuentan con el apoyo de un equipo multidisciplinario -médicos, asistentes sociales, nutricionistas, entre otros- que, de ser necesario, complementarán su labor para propiciar su pronta recuperación.
La invitación es a detenerse y tomar real conciencia de la importancia de estar atentos a nuestras emociones, sensaciones, a nuestras tristezas y su recurrencia. También a quienes nos rodean: familia, colegas, amigos, alumnos. Puede ser que todos los días saludemos a alguien que necesita ayuda o quizás ha llegado el momento de solicitarla. Lo importante es atreverse y hablar de la depresión ahora.
Alejandra Del Río Ilharreguy, sicóloga del Hospital Base de Osorno