Después de seis meses de una campaña que fue progresiva para que se habituaran los consumidores, finalmente ayer se puso término a la entrega de bolsas de plásticos en los locales del gran comercio de Osorno, una medida también iniciada en otras comunas del país y que no tiene otro que fin que contribuir con un grano de arena con el cuidado del medio ambiente. El plástico, un producto propiamente moderno, tiene variados usos y por décadas ha facilitado enormemente a quienes necesitan transportar sus bienes y productos desde un supermercado, por ejemplo, hasta su hogar; no obstante, el dato pocas veces considerado es que esa misma bolsa, una sencilla bolsa, tarda al menos 150 años en degradarse. Si se multiplican ese período de tiempo por las miles de bolsas que se usan a diario en el planeta, puede obtenerse una aproximación acerca del severo daño que se está haciendo al entorno natural.
La erradicación de las bolsas de plástico, comenzada hace algunos años en Pucón, fue adoptada en 2016 por el municipio de Osorno con el fin de realizar un aporte al medio ambiente y naturalmente, también, para inscribir a la comuna en aquellas que se preocupan por el desarrollo sustentable. Puede parecer una medida menor si se toma en cuenta el impacto del vertedero de Curaco y las dificultades para concretar el nuevo relleno sanitario, pero erradicar las bolsas de plástico en los locales comerciales tiene también una significativa carga simbólica para los habitantes de la ciudad.
Durante meses las personas han visto que se ha ido disminuyendo la entrega de este tipo de envoltorios, desde tres hasta dos, uno y ahora ninguno, y ese sólo ejercicio ha permitido que los consumidores tomen nota de las complejidades del plástico y de la necesidad de que el cuidado por el propio entorno parta desde el propio hogar. La medida coordinada por la autoridad comunal en conjunto con las grandes tiendas puede servir ahora de motor para otras aún más relevantes y de mayor impacto, como lograr la separación de los desechos orgánicos de los otros desde su origen; aunque para eso, claro está, se requiere de un sistema de recolección y disposición que no existe en la ciudad.