Un santo entre nosotros
Nos damos muy rápidamente cuenta del daño que nos hacen ciertas personas, pero no del bien que nos proporcionan otras. Sabemos rápidamente cuando una esposa o un amigo nos han fallado, tardamos un poco más en darnos cuenta cuando lo hace un político o un socio, pero necesitamos años para saber quién ha sido realmente bueno contigo o ha cambiado tu vida.
John Eugene Barber Vanston (Scranton, 1932) es una de esas personas excepcionales que hay en el mundo. Gene Barber o el Father Barber, para quienes hemos tenido la suerte de tratarlo, es lo más parecido a un auténtico santo que nos hemos encontrado en la Tierra.
Barber estuvo 16 años en Osorno y su huella es imborrable. Nuestra zona fue tierra de misión para un joven cura jesuita criado en Scranton, Pennsylvania, un pueblo minero que pasó del auge a la ruina. Gene llegó a Osorno con un pobre castellano, pero con una gran vocación de servicio, como él mismo ha contado. Vino a ayudar al grupo de jesuitas que se hicieron cargo del Colegio San Mateo a petición del obispo Valdés cuando la congregación del Verbo Divino dejó de administrarlo.
Como si gestionar un colegio no fuera suficiente desafío, Barber y dos de sus compañeros jesuitas decidieron vivir la opción por los pobres en carne propia y se instalaron en una pequeña casita de Rahue Alto para compartir las mismas carencias que tenía la gran mayoría de los osorninos.
Recuerdo muy bien cuando Barber y el padre Franck Kownacki, fallecido en 2009, cargaban la gran camioneta verde del colegio con sacos de harina o papas que había donado algún agricultor para repartirlos en las poblaciones. A veces nos pedían ayuda. Vivíamos tiempos odiosos. Algún trastornado llegó a pensar que la papas eran armas que los curas trasladaban clandestinamente.
No olvidaré nunca cuando lo conocí, a finales de 1977. Yo tenía 13 años y había terminado Octavo Básico en la inolvidable Escuela Nº1 de Osorno que dirigía don Carlos Fernández Sandoval. Mi abuela quería que continuara en el Liceo Industrial, para que aprendiera un oficio. "Hazte hojalatero, la gente siempre va a necesitar chimeneas y baldes", me decía. Pero yo quería ser el primero de mi familia que fuera a la Universidad, así que o iba al Liceo o al San Mateo, que entonces creaba un curso de Primero Medio nuevo con alumnos de origen diverso.
Después de los exámenes de ingreso, Gene Barber me entrevistó. Quería saber si yo era buena persona. Fue el examen más difícil de mi vida. No sé si lo superé, pero él respaldó mi ingreso, quizá con la esperanza de "salvarme". Yo le agradeceré siempre que de lo que realmente me librara fue de tener que dedicarme a un oficio manual, para el que no tengo ningún talento como he demostrado coherentemente a lo largo de mi vida.
Muchas veces Barber era el encargado de supervisar con gran paciencia las fiestas que se organizaban en el colegio. Entonces, creo, fumaba, igual que el father Kownacki. Barber nos daba inglés y Kownacki matemáticas, aunque ellos eran expertos en latín y griego. Una noche, mientras veía como los sanmateínos y sus parejas se contorsionaban en la pista de baile comentó con ironía: "¡Menos mal que mis clases de inglés no tienen mucho éxito porque si los cabros entendieran la letra de lo que están bailando lo dejarían en el acto!".
Así como nos acompañaba en la alegría, Barber también ha estado con nosotros en el dolor. El año pasado, sin ir más lejos, cuando despedimos a nuestro compañero Guido Miranda, él ofició su responso fúnebre.
Es bueno recordar ahora sus enseñanzas a través de su idea de lo que él mismo ha sido: "Ser jesuita significa una vida de entrega, de servicio al pueblo de Dios. Compartir un poco el dolor, la soledad, la pena del pueblo, también sus alegrías, sus fiestas, sus amistades (..) Ser jesuita también es la posibilidad de vivir una vocación a concho, una vida de servicio, de cercanía, con mucha libertad, de encontrar la realización de uno sobre la marcha. Uno entra a la Compañía, creo, buscando su propia realización, pero como una consecuencia quizás de servir a las demás, de sentirse parte del pueblo, no superior, no para imponer, sino para acompañar la peregrinación del pueblo de Dios."
Lo dicho: nuestra peregrinación por este mundo sin Gene Barber habría sido muy distinta. Nunca lo repetiremos lo suficiente. ¡Gracias father Barber!
John Müller
Contaminación
La Red Ambiental Ciudadana desde hace varios años está proponiendo que se establezca en el Plano Regulador de nuestra ciudad, la prohibición de instalar nuevas industrias en las orillas de los cauces del Damas y Rahue, como también en sus afluentes o tributarios, tanto urbano como rural.
Lo anterior por la preocupante contaminación que las afecta, siendo una de las principales causas los deshechos industriales, evidenciando así el incumplimiento de los leyes ambientales vigentes y una fragante omisión de la Responsabilidad Social Empresarial.
Esperamos que esta petición, tenga la debida acogida en el nuevo Plano Regulador de Osorno, para seguir avanzando en la recuperación de todos los cursos de aguas existentes en la comuna y provincia de Osorno.
Ricardo Becerra