Calidad universitaria
Es difícil que el Estado pueda simultáneamente mejorar la calidad y el acceso a la educación superior. Ambos objetivos son contradictorios en el mediano plazo y la calidad será sacrificada. El problema es fácil de entender con una analogía. Chile tiene altas exigencias para la calidad del aire. No obstante, a la hora de sancionar a familias de escasos recursos que calefaccionan con leña, no hay fiscalización ni denuncias, las multas quedan en el papel. La regulación de la calidad del aire se convierte en letra muerta frente los más desaventajados.
Algo similar ocurre con la calidad de la educación superior. Pasó primero con el Consejo Superior de Educación (CSE) que debía supervisar las instituciones no autónomas. Cerrar instituciones con 11 años de funcionamiento y con estudiantes de primera generación era políticamente inviable, por ello el CSE casi invariablemente les otorgó la autonomía.
Y sucedió de nuevo con la CNA. La CNA terminó otorgándoles acreditaciones de papel por uno o dos años a universidades de dudosa calidad, pero con muchos alumnos desaventajados para que éstos tuvieran acceso a los créditos con aval de Estado. Incluso el actual interventor evita tomar decisiones dolorosas cuando afectan a los más desaventajados.
Una y otra vez, el Estado crea instituciones y fija estándares para luego ignorarlos en los casos más críticos cuando los costos los pagan los más desaventajados. Por lo anterior, vemos improbable que el Estado pueda convertirse en el guardián de la calidad. El problema no es captura, ni corrupción. Tampoco incompetencia técnica. Simplemente el Estado no tiene los incentivos correctos para actuar, porque sabe que el costo de sancionar a las peores instituciones lo pagarán mayoritariamente estudiantes desaventajados.
Quizás sea el momento de dar pie atrás y disminuir la injerencia del Estado en la fiscalización de la calidad y concentrar sus esfuerzos en el acceso. Si seguimos incitando la regulación estatal de la calidad terminaremos con la mediocridad legitimada por un aparato burocrático, o peor, un aparato burocrático deslegitimado, lo que hará en un futuro cercano aún más difícil mejorar la calidad.
Agustín Barroileht, Universidad de Chile; y Ricardo Espinoza, universidades de Maryland y de Los Andes
Derecho a soñar
Ya está cerca la bendita primavera y con ella llegará la transformación que gracias a la lluvia y el frío del invierno es posible en cada ciclo de la naturaleza: los tiernos brotes dan espacio al estallido de flores que se transformarán en un proceso de selección natural hacia buenos frutos.
Así como pasamos de la perplejidad ante una medida draconiana como era la tala de árboles, al alivio al saber que había sido un error comunicacional; hay esperanza de que empresarios a veces ambiciosos o corruptos pueden mutar a filántropos generosos, dedicados a la búsqueda del bien común; podemos creer aún que políticos demagogos y populistas pueden transformarse en servidores públicos movidos por los más altos valores de nuestra humanidad.
Ello traerá consigo los mejores brotes y producirá los mejores frutos con que tenemos el legítimo derecho a soñar.
Jacqueline Báez Águila
Sinceridad de políticos
Han sido tantos los políticos que se han visto involucrados en irregularidades que hoy investigan las fiscalías que sería muy conveniente que todos los candidatos para la próxima elección municipal tengan la obligación de agregar a sus propagandas escritas, al igual que lo hicieron los alimentos, discos negros con las incompatibilidades que tienen para con el correcto ejercicio de la política en un Chile transparente, debidamente verificadas por nuestra justicia, como el haber participado en corrupción, colusión, nepotismo, abuso y uso de información privilegiada, emisión de boletas truchas, plagios, violencias intrafamiliares y otras lacras.
Esto ayudaría a los electores a elegir mejor a sus candidatos y saber de antemano con "la chichita que se están curando…", y no enterarse el día de mañana por la prensa.
Qué duda cabe de cuántos problemas nos hubiésemos evitado los chilenos de haber existido hace tiempo esta reglamentación.
Luis Enrique Soler
Propaganda electoral I
De acuerdo a las encuestas, los candidatos deben reflexionar antes de tomarse fotografías de propaganda acompañados de políticos en ejercicio. Es más conveniente se fotografíen con sus promesas.
Marcos Concha Valencia
Propaganda política II
Al menos hasta ahora, las calles de la ciudad se ven sin propaganda electoral. Ojalá dure el panorama.
Esteban Meza