Desarrollo de Osorno
En la intersección de César Ercilla con Santiago Rosas, en lo que es un sitio baldío desde que tengo uso de razón, hay maquinaria trabajando el terreno. A familias amigas que viven ahí les he consultado, y nadie sabe realmente qué se hará. Algunos me dicen que serán condominios, edificios, oficinas, y otros, que sólo están arreglando el terreno porque se inunda en invierno.
Pero, ¿por qué invertir en algo que no se usará? Sin duda, algún uso le quiere dar su dueño. Osorno, a pesar de ser una ciudad reconocida nacionalmente por tener hartas áreas verdes, obra del gran paisajista Óscar Praguer, cada vez más está siendo saturada por cemento. Si gran parte del año tenemos cielo gris, ¿por qué hacer de la tierra lo mismo? ¿Por qué no hacer del terreno de esa intersección de César Ercilla un sitio de descanso para los vecinos que en su mayoría son adultos mayores? ¿Por qué en vez de bosques de concreto no se piensa en un bosque natural en medio de la ciudad donde la ciudadanía se pueda encontrar?
La respuesta es simple: no es útil. Nosotros, los jóvenes, hemos tenido que cargar con la decisión de nuestros padres que al aceptar la intromisión del mercado en la política habitacional, se construyeran casas donde el terreno era más económico. Así, Osorno se segregó notoriamente. En vez de una coexistencia de ricos y pobres en la misma población, los ricos se fueron hacia el límite sur de Osorno y hacia la Cordillera de Los Andes, mientras que a los de escasos recursos se les obligó a decidir por casas yendo a la Cordillera de la Costa.
Si bien con esto se satisfizo gran parte del problema habitacional, se generó un problema urbano y cívico… poblaciones homogéneas no enriquecen la vida. ¡Es la diversidad la que potencia el crecimiento personal y comunitario! Así, poblaciones uniformes, de gente uniforme, en casas uniformes, viven y piensan uniformemente. Y esto trae consigo la ausencia de visiones encontradas.
El espacio urbano debe ser expresión de la democracia; Osorno, en cambio, es manifestación de una ciudad políticamente agonizante. Cambiar aquello es posible, por ejemplo, comenzando con pequeños cambios, como es darle un mejor uso al terreno de calle César Ercilla. Todo depende por qué opción nos decidamos. En los que somos jóvenes hoy pesa la responsabilidad de cambiar la utilidad como la regla de oro en políticas públicas.
Espero haber aportado a la discusión sobre el desarrollo de Osorno iniciada por los lectores Patricio Cárdenas y Ricardo Potthoff la semana pasada en su diario.
Juan Carlos Claret Pool
Adiós a rector de la UST
El fallecimiento de Víctor García Ossa (ex rector de Santo Tomás Osorno) nos ha impactado y nos ha conmovido. A partir de ahora no escucharemos físicamente esa voz enérgica que nos insistía trabajar con rigurosidad en todos los temas asociados a la educación en Chile y en el mundo. Nuestra misión es honrar su memoria en nuestra forma de ser y hacer. Su legado nos incita a escuchar su voz desde dentro en forma encendida y absolutamente vigorosa.
En ese sentido, don Víctor nos estimuló para abordar con mucha claridad y prolijidad los aspectos fundamentales de la educación. Siempre nos acostumbró analizar todo en perspectiva y bajo la lógica de seguir con cuidado los impactos y las consecuencias de las políticas públicas. Jamás hubo un tema que no discutiéramos ni que menospreciáramos por insignificante que pareciera.
También nos guió para formular preguntas pertinentes, oportunas y alejadas de cualquier aspecto ideológico. Sin lugar a dudas, él nos inspiró para responder con vehemencia lo que, desde nuestro juicio, no era correcto o, en una situación extrema, atentaba contra la libertad. Por cierto, con él abrazamos la libertad en su sentido más sentido, profundo y más amplio.
Asimismo, nos trazó un camino que guarda relación con defender a las regiones de Chile. Nuestro convencimiento es que él fue un profundo enamorado de las regiones. Por opción propia fue un regionalista. Ese enamoramiento de lo regional nos lo transmitió y nos hizo actuar en consecuencia. Por eso tenemos el convencimiento que nos convocó a la gran tarea de trabajar por la educación de Chile bajo esa luz.
Recordaremos sus interesantes discusiones, algunas veces a la sazón de un buen vino, y su infatigable esfuerzo por defender el sistema mixto de educación en Chile del que en todo momento creyó. No podemos dejar de evocar algunas de sus muchas elocuentes frases: "Eso lo hemos discutido cientos de veces"; "Sacar las castañas con la mano del gato"; "¿Quedó claro?"; "¡A trabajar chiquillos!" y otras más…
Cristina Añasco y Nabor Carrillo, Unidad de Estudios de Santo Tomás Osorno
"Epitafio de ciudadano"
De un ciudadano: "Mi voto no sirvió de nada. Morí irremediablemente".
Marcos Concha Valencia