La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) se ha encargado de revelar un déficit relevante del país. De acuerdo a los últimos resultados de la Encuesta sobre Competencias de los Adultos que aplica el organismo, la mayoría de los chilenos adultos apenas puede realizar procesos matemáticos simples y leer comprensivamente textos breves y sencillos.

En términos estadísticos, la investigación mostró que el 53% de los adultos presenta un bajo nivel en comprensión lectora y que sólo un 2% alcanza un nivel superior en esta dimensión. Y si de razonamiento matemático se trata, el 62% se encuentra en el nivel bajo, y el 2% está en el nivel superior.

El estudio se realizó en 34 países, evaluando así las habilidades tanto matemáticas como de lectura de personas de 16 y 65 años en comprensión de lectura y razonamiento matemático. En términos globales, Chile se ubicó incluso por debajo de otros que registran un ingreso per cápita similar.

Los resultados tienden a mejorar al segmentar el universo nacional, siendo los encuestados nacionales de entre 16 a 24 años los que presentan un desempeño más elevado respecto a los adultos, el que, en todo caso, no alcanza a estar a la altura promedio de la Ocde.

Más allá de las estadísticas, resulta preocupante que un porcentaje tan alto de la población no cuente con las competencias básicas para su vida, especialmente en términos laborales. Preocupa que estos problemas se agudicen debido a una educación incompleta o deficiente. Inquieta, porque el carecer de estas competencias básicas, tampoco permite avanzar en capacitaciones más específicas, definiendo así una fuerza laboral limitada y eventualmente poco productiva.

El Estado mantiene el desafío de encontrar fórmulas que permitan el crecimiento en la competitividad de la población, especialmente en habilidades tan elementales como la lectura, la escritura y las matemáticas. Es un desafío amplio, difícil, que parte desde la equidad hasta los modelos y sistemas educacionales. Lo claro y cierto, por ahora, es que el país no va por buen camino.

Un reciente estudio de la consultora Altura Management reveló que los mayores de 60 años concentran el mayor gasto anual del sistema de isapres. En promedio, según la firma, alcanza $1 millón a los 60 años, monto que aumenta cerca de los 80 años a $2 millones per cápita en el caso de las mujeres y a $3 millones para los hombres.

Los adultos mayores, que representarían el 7,9% del sistema de salud privado, serían -junto con las mujeres en edad fértil- el principal segmento de gasto para el sistema. En el mercado de los seguros privados de salud se ha generado una segmentación que excluye a los individuos que se consideran más riesgosos, donde los adultos mayores aparecen como grupo caro y donde además se produce un empeoramiento progresivo del estado de la salud.

La realidad de los adultos mayores en Fonasa no es mejor. Los que se atienden en el sistema público de salud, si bien no son castigados por altos costos, se encuentran generalmente en una situación de mayor vulnerabilidad, dados sus menores recursos. Una investigación del CEP arrojó que quienes pertenecen a Fonasa usan en mayor medida las consultas generales, pero sobre todo las urgencias, especialmente los pertenecientes a los grupos A y B, donde se concentra cerca de un 78% de los usuarios que tienen sobre 60 años.

Por su parte, afirma el estudio, los usuarios de isapres tendrían más probabilidades de acceder a una consulta de especialidad en relación con sus pares de Fonasa (28% versus 16%) y de hospitalizarse (15% versus 10%), y sus estadías hospitalarias son más cortas (9,4 versus 12,5 días).

Así, nos encontramos con la realidad de que muchos adultos mayores pueden esperar años por una cirugía o una atención de especialidad. En ese lapso, sus condiciones se agravan, terminan en la urgencia y se hace un sobreuso de ésta, producto de la falta de recursos estructural en el sistema de salud público.

El sistema privado aborda este complejo tema, asumiendo un mayor compromiso con los afiliados que entrarían jóvenes al sistema hace más de 30 años, y que probablemente han hecho poco uso del sistema, y que al tener ahora más de 60, muchos se deben retirar porque junto con disminuir sus ingresos les aumentó el precio del plan. Al mismo tiempo, el sistema público de salud debe recibir un aumento sustancial de recursos, toda vez que la mayor parte de los adultos mayores permanecerán en el sistema público y el aumento del gasto en salud para ellos llegó para quedarse.

Patricio Silva, decano de la Facultad

de Salud de la Universidad Central

30 años | 8 de julio de 1986

A media carga viajan los camiones hacia Argentina

El transporte internacional se encuentra "un tanto deprimido" debido al mal estado de la Ruta Internacional Puyehue, desde la aduana El Rincón hacia Bariloche, dijo el presidente del gremio de Osorno, Carlos Ernst. Agregó el dirigente que por esta circunstancia, los camiones no pueden viajar con acoplados.

20 años | 8 de julio de 1996

Mejorarán el asfalto de la ruta que va a Antillanca

La empresa Navarrete Díaz Cumsille, que ejecuta las obras de conservación asfáltica del tramo comprendido entre los kilómetros 55 y 95 de la Ruta 215, se encargará también de la reposición del asfalto del camino a Antillanca, desde las Termas al balneario de Aguas Calientes. La firma reparará desde el kilómetro 0 al 11,5.

10 años | 8 de julio de 2006

Nueva región: Valdivia acusa chantaje de Osorno

Un "chantaje". Así consideró el presidente de la Asociación de Alcaldes y Concejales de la Provincia de Valdivia, Alejandro Kohler, las condiciones de Osorno para incorporarse al proyecto de la Región de Los Ríos y que fueron socializadas en la sesión especial de la Comisión de Gobierno, Descentralización y Regionalización del Senado.

Un reciente estudio de la consultora Altura Management reveló que los mayores de 60 años concentran el mayor gasto anual del sistema de isapres. En promedio, según la firma, alcanza $1 millón a los 60 años, monto que aumenta cerca de los 80 años a $2 millones per cápita en el caso de las mujeres y a $3 millones para los hombres.

Los adultos mayores, que representarían el 7,9% del sistema de salud privado, serían -junto con las mujeres en edad fértil- el principal segmento de gasto para el sistema. En el mercado de los seguros privados de salud se ha generado una segmentación que excluye a los individuos que se consideran más riesgosos, donde los adultos mayores aparecen como grupo caro y donde además se produce un empeoramiento progresivo del estado de la salud.

La realidad de los adultos mayores en Fonasa no es mejor. Los que se atienden en el sistema público de salud, si bien no son castigados por altos costos, se encuentran generalmente en una situación de mayor vulnerabilidad, dados sus menores recursos. Una investigación del CEP arrojó que quienes pertenecen a Fonasa usan en mayor medida las consultas generales, pero sobre todo las urgencias, especialmente los pertenecientes a los grupos A y B, donde se concentra cerca de un 78% de los usuarios que tienen sobre 60 años.

Por su parte, afirma el estudio, los usuarios de isapres tendrían más probabilidades de acceder a una consulta de especialidad en relación con sus pares de Fonasa (28% versus 16%) y de hospitalizarse (15% versus 10%), y sus estadías hospitalarias son más cortas (9,4 versus 12,5 días).

Así, nos encontramos con la realidad de que muchos adultos mayores pueden esperar años por una cirugía o una atención de especialidad. En ese lapso, sus condiciones se agravan, terminan en la urgencia y se hace un sobreuso de ésta, producto de la falta de recursos estructural en el sistema de salud público.

El sistema privado aborda este complejo tema, asumiendo un mayor compromiso con los afiliados que entrarían jóvenes al sistema hace más de 30 años, y que probablemente han hecho poco uso del sistema, y que al tener ahora más de 60, muchos se deben retirar porque junto con disminuir sus ingresos les aumentó el precio del plan. Al mismo tiempo, el sistema público de salud debe recibir un aumento sustancial de recursos, toda vez que la mayor parte de los adultos mayores permanecerán en el sistema público y el aumento del gasto en salud para ellos llegó para quedarse.

Patricio Silva, decano de la Facultad

de Salud de la Universidad Central