"Educamos a puro 'ñeque' y generamos cambios positivos en la sociedad"
Una historia llena de sacrificio y vocación de servicio caracteriza a la profesora Mireya Oyarzo Gallardo, de 63 años, quien a fines de abril, y después de 40 años de labor educativa, se acogió a jubilación en la Escuela Municipal Sociedad Socorro de Señoras, junto a otros 75 docentes de la educación municipal de la comuna.
La maestra impartió la asignatura de Ciencias Sociales en dicho establecimiento ubicado en la actualidad en calle 12 de Octubre en la población Quinto Centenario, donde trabajó por cuatro décadas y fue una de las cinco docentes que con abnegación y vocación de servicio fundó la escuela.
La docente jubilada educó a numerosas generaciones de niños y jóvenes, incluso, en los últimos años y antes de alejarse de la docencia tuvo entre sus alumnos a los hijos y nietos de los ex alumnos que estudiaron en la escuela que comenzó a funcionar en calle Santa Rosa con San Pablo, en población Schilling.
Mireya Oyarzo, quien egresó en los años '70 como profesora de la Universidad de Chile, sede Osorno, y es madre de cuatro hijos y abuela de 2 nietos, inició su labor docente en la escuela que surgió por el interés de un grupo de mujeres benefactoras que estaban preocupadas por la pobreza, desnutrición y falta de escolaridad en los niños de la población Schilling, sector habitacional que se originó de la toma de terrenos en el lugar.
Labor social
La docente recordó que en aquel entonces no había locomoción desde Rahue Bajo hasta la población Schilling, por lo que en invierno había que ponerse botas de goma para hacer frente al barro; y en el verano al calor y polvo del camino de tierra que llevaba hasta la escuela 559 Sociedad Socorro de Señoras.
Relató que muchas veces fuera del rol de profesora, le correspondió ser consejera matrimonial, sicóloga, asistente social, entrenadora de fútbol, educadora diferencial y hasta enfermera, y de vez en cuando había que echar mano al bolsillo personal y a su sueldo para comprar medicamentos, vestuario, calzado o alimentos para sus alumnos.
-¿Cómo llegó a la docencia?
-Egresé como profesora con mención en Ciencias Sociales en la Universidad de Chile, en Osorno, actualmente Universidad de Los Lagos. Mi primer trabajo fue en la escuela rural de Cancha Larga, en la comuna de Osorno, y después el 15 de noviembre de 1980 me integré al proyecto de la Escuela 569 Sociedad Socorro de Señoras de la población Schilling.
-¿Cómo era la realidad social de la población Schilling?
-Era una población vulnerable que nació de la toma de terrenos. Había gente muy pobre y niños con preocupantes índices de desnutrición, graves problemas de salud, pediculosis y deserción escolar. Con mis cuatro colegas a puro "ñeque" hicimos realidad la escuela y partimos con 450 alumnos de primero a cuarto básico, donde había pozos sépticos, salas estrechas y un comedor.
-¿Fue difícil el proyecto educativo en dicho sector de Rahue?
-Sí, claro, había que solucionar graves problemas de alimentación, higiene, vestuario y salud en los niños para comenzar a educar y formar valores entre ellos. Todos eran respetuosos y con ganas de salir adelante. Dios quiso que un grupo de damas benefactoras impulsara esta gran obra social y educacional en población Schilling, donde todo era pobreza y falta de oportunidades.
-¿Cómo era el trabajo de usted?
-Difícil, pero lo hacía con agrado y si había que trabajar hasta tarde, se hacía en favor de los estudiantes. Ahora muchos ex alumnos están agradecidos, ya que con estudio lograron ganarle a la pobreza y salir adelante junto a sus grupos familiares y vecinos.
-¿Qué siente al dejar la docencia?
-Pena. Me voy triste, pero feliz de haber sido útil a muchas familias que no tenían ninguna esperanza de surgir. Educar es producir cambios y efectos positivos en la sociedad, pero hay que hacerlo con vocación.
-¿Cuál es el secreto para educar?
-Vocación y muchas ganas de hacer bien las cosas. Ahora es muy distinto porque hay otros medios y ayuda tecnológica que antes no teníamos.