Durante el presente mes de marzo se dio inicio al nuevo año académico 2016 en las distintas instituciones de educación superior de nuestro país. Luego de la temporada estival, miles de alumnos se han integrado por primera vez o reincorporado al período normal de clases, reencontrándose con sus compañeros y amigos, compartiendo con motivación y alegría las experiencias vividas durante el verano, mientras que otros se encuentran asumiendo nuevos desafíos y objetivos por cumplir.

Es importante considerar que muchos jóvenes se encuentran experimentando una trascendental etapa de transición en sus vidas: el paso de la educación media a la educación superior. La buena noticia es que como en toda transición, si este paso cuenta con el apoyo familiar y cercano, será afrontada con pleno éxito por el estudiante. Por ello, algunas reflexiones pertinentes dirigidas a los cercanos para que participen activamente en este período, es comprender y transmitir confianza y seguridad, donde cada comienzo es relevante en la vida de las personas. De igual manera, los valores y principios como la ética, honestidad y responsabilidad deben estar presentes en el diálogo con el alumno, motivándole a tener conciencia de la importancia en su vida académica y en el ejercicio laboral.

Estudiar una carrera técnica o profesional, al igual que la inserción en el mercado laboral, es un proceso formado por etapas. Es conveniente mirar los avances desde esa perspectiva, para plantearse desafíos y cumplirlos gradualmente, y luego sumar otros de manera sucesiva para seguir avanzando.

Las instituciones de educación superior tienen el desafío de asumir el compromiso de recibir a estos nuevos alumnos con sus sueños y anhelos de éxito, para responder a la confianza que depositan tras elegirnos para continuar sus estudios y alcanzar los objetivos propuestos. Nuestra institución continuará caminando a través de la senda orientada a entregar una educación de calidad a las personas que contribuyen activamente al sector productivo y al desarrollo del país. Esta misión siempre debe estar presente en nuestro trabajo, en especial durante el 2016, periodo en que cumplimos 50 años formando a los profesionales que Chile necesita. ¡Bienvenidos al nuevo año académico!

Carlos López Monje, director de Comunicaciones y Asuntos

Estudiantiles de la Universidad Tecnológica Inacap de Osorno

En al menos un año están retrasadas algunas causas que investiga el Ministerio Público de Osorno producto de la ausencia de un médico siquiatra que realice los peritajes solicitados a los imputados por orden de los tribunales, provocando en muchos casos dilaciones que terminan por afectar, además de la celeridad de los procesos (y la "oportunidad" de la justicia), a personas que eventualmente pudieran permanecer privadas de libertad cuando en realidad cuentan con atenuantes que son sólo acreditables con la intervención de profesionales de la salud. El alejamiento voluntario del único especialista siquiátrico del Servicio Médico Legal de la zona se produjo en agosto del año pasado, y desde esa fecha las autoridades no han conseguido cubrir la vacante porque, en sus palabras, no hay interés de los profesionales por prestar servicios en esta repartición del sur del país.

Esta carencia se ha intentado saldar en parte con el viaje de los imputados hasta Ancud o Puerto Montt, donde sí se están realizando peritajes siquiátricos. No obstante, de por medio está el tiempo para el traslado, el costo y, evidentemente, el atochamiento que de seguro se registra en un servicio que además de atender las necesidades locales, ha terminado por acoger los requerimientos de las causas judiciales osorninas.

De acuerdo a los antecedentes que se han entregado desde el SML osornino, la dificultad para llenar la vacante no pasa por la aprobación oficial para proceder con el reemplazo, sino que sencillamente porque estos especialistas no están interesados en postular. No sería primera vez que al sistema de salud público le cuesta atraer profesionales médicos. Es, lamentablemente, algo que se ve en todo el país, en parte porque la salud privada les resulta más atractivo como plaza laboral, y en parte por la escasa presencia de médicos en determinadas especialidades.

El Servicio Médico Legal se halla entonces en un atolladero del cual tiene que salir con premura, pues la falta de un siquiatra está impactando de modo directo en la oportunidad de la justicia. Es un problema que por cierto escapa a las atribuciones del SML y al cual deben concurrir otras instancias técnicas y políticas.