Objeción de conciencia
Cercana a la fecha de mi control ginecológico, me duele pensar que las mujeres osorninas comunes y corrientes que recurrimos los sistemas de salud no tenemos pleno derecho a nuestra conciencia. Parece ser que en este país la conciencia plena es un derecho reservado para cierta elite dominada por hombres.
Soy mujer empoderada, y como tal, respeto las decisiones de mis pares y su derecho a decidir. Y mi conciencia no me permite atenderme con un médico o una médica que no respete las decisiones personales como la interrupción del embarazo en cualquiera de las tres causales establecidas en la ley. Sin embargo, si sigo a mi conciencia me expongo a la falta de atención médica.
¿Y si todas las mujeres nos uniéramos y usáramos nuestra conciencia para no atendernos más con estos y estas profesionales?, ¿cuál sería su negocio? Viven y ganan un sueldo gracias a nuestras decisiones: cuidar mi salud, ser madre, tratarme algún problema de salud. Esas decisiones no les molestan, en esos casos sí nos dejan decidir. El bono es bienvenido.
La conciencia sólo es privilegio de los que tienen el poder, poder que en nuestra ciudad está concentrado en casi un cien por ciento de hombres, poder que obtuvieron con recursos del Estado, ya que fue este quien financió sus becas de especialización, poder que le otorgamos nosotras las mujeres engordando sus billeteras con cada una de nuestras atenciones, poder que una vez más utilizan para no permitirnos decidir, porque aunque las mujeres creamos que hemos ganado espacios e igualdad, estas acciones del poder mal utilizado nos demuestran que aún queda mucho por luchar.
Hoy he decidido viajar a la ciudad más cercana y realizar mi control con un médico que es capaz de respetar mi género y mis decisiones. Ojalá todas las mujeres pudieran darse ese lujo, pero no es la realidad. Mientras, seguiremos creyendo que somos libres de decidir algo.
Maybelin Vargas Friedericksen
Sabiduría y prudencia papal
Usualmente, se considera en forma errada como sinónimos las palabras inteligente y sabio. La verdad es que, filosóficamente, se reconoce a una persona sabia cuando ésta presenta normal y notablemente todas las siguientes conductas: prudente, generoso, íntegro, sereno, humilde, empático, inteligente, justo y con conocimiento profundo de la materia que profesa.
Por nuestra naturaleza humana, difícilmente un individuo puede presentar permanentemente un cien por ciento todos y cada uno de estos comportamientos, aunque la historia de la humanidad ha dejado registro de seres excepcionales, como por ejemplo, Jesucristo y Mahoma. Pero sí podemos reconocer que hay algunos que se aproximan a esta condición. Si analizamos, por ejemplo, el nivel de sabiduría del Papa Francisco, podemos destacar que presenta un alto grado de humildad para reconocer sus errores, pero también un bajo nivel de prudencia, al calificar actos o hechos sin tener el real conocimiento de ellos, prestando oídos sólo a sus cortesanos, olvidando la conocida metáfora: "Finalmente los cortesanos, con el fin de mantener sus privilegios o intereses, terminan matando al rey" .
La verdad es que Francisco representa infaliblemente a San Pedro, con sus fortalezas y debilidades en lo que respecta a sabiduría.
Jaime Ojeda Torrent
Calidad de la educación
En mis 45 años que ejercí como profesor nunca dejé de escuchar la necesidad de "trabajar por la calidad de la educación". Lo curioso y pintoresco es que nunca se nos preguntó a los docentes de aula, siendo abogados o dirigentes "de profesores" quienes sin pisar una sola aula, se las daban de grandes conocedores del tema.
Mi conclusión es que cada padre sabe lo mejor para sus hijos y se debería fomentar en forma más explícita el subsidio a la demanda, con un "Cheque Escolar" de libre uso.
Federico Urra
Agresión contra Kast
La obcecación y dogmatismo de algunos nuevamente hizo gala de su expresión con la agresión que sufrió hace unos días el ex candidato presidencial José Antonio Kast, que fue violentado con expresiones de rechazo en dependencias de la Universidad Católica de Temuco.
Nuevamente un centro superior de estudios se convierte en centro de intolerancia y pretendida imposición de conceptos, creencias e ideales con violencia, contando con el aval y apoyo de los frecuentemente involucrados, el Partido Comunista, instigadores históricos de la misma descartando la razón para el logro de sus objetivos.
¿Quiénes son los responsables, qué quieren y en qué convertirán nuestra democracia?, ¿acaso terminaran reemplazándola por un circo romano?
Esto nos dice que hay algo que no anda bien, que es importante y que debemos cambiar.
José Manuel Caerols