Elección de intendente
Se dio un importante paso para el proceso de descentralización. Principales autoridades serán decididas por la ciudadanía. La descentralización y la autonomía regional exigirá capacidad, creatividad, decisión y gestión a las futuras autoridades.
Hace un par de semanas el país dio un nuevo paso en el largo camino de la descentralización. En forma unánime, el Senado aprobó en general la reforma constitucional que permite la elección popular de las autoridades conocidas hasta ahora como intendentes, y que en el marco de este proceso descentralizador, pasarán a ser gobernadores regionales.
Las principales autoridades de la Región serán decididas por la ciudadanía. Ya existe una experiencia al respecto con los consejeros regionales, quienes actualmente ejercen sus responsabilidades por primera vez pero gracias a la elección popular y no por cuotas y decisiones político partidistas.
La iniciativa fue aprobada a pesar de dos inquietudes importantes que había en los parlamentarios, y que dicen relación con el traspaso de competencias a los gobiernos regionales y los recursos que se les entregarán para su gestión, aspectos que aún no han sido definidos, a pesar que la figura de la nueva autoridad y su método de elección ya fueron aprobados.
Se trata de un avance concreto para descentralizar el país y dar más autonomía a las regiones. Si bien quedan aspectos medulares aún pendientes el hecho que se hayan definido autoridades y figuras de administración regional es una base muy importante.
Tampoco se puede dejar de lado la "renuncia" a cuotas de poder que los mismos partidos hacen al permitir que sea la ciudadanía quien defina a estas nuevas autoridades, y no los conglomerados. La disposición a abandonar esta prerrogativa que tenía la clase política, bien podría haber sido distinta, especialmente después que también se perdieron estas cuotas con la elección de los consejeros regionales.
Sin embargo, este paso sigue agregando también más responsabilidad y proactividad a las regiones. La descentralización y la autonomía regional exigirá capacidad, creatividad, decisión y gestión a las futuras autoridades, siempre dependiendo, eso sí, de que existan atribuciones, recursos y competencias adecuadas para impulsar el desarrollo regional.