Evolución de la confianza
Como contraparte, el chileno ha comenzado a valorar más su entorno cercano y su vida familiar La clase política, en general, se ve profundamente afectada. Como contraparte, el chileno ha comenzado a valorar más su entorno cercano y vida familiar. En aquello aún mantiene la fe.
La nueva baja en la aprobación a la gestión presidencial junto al sistema político en general, termina siendo un corolario respecto a la visión más panorámica que entrega GFK Adimark, ante la falta de confianza que el país manifiesta no sólo en sus instituciones, sino que también en su desarrollo, su proyección y los avances que pueda manifestar.
Así lo refleja una publicación realizada por la misma empresa de estudios junto a la Universidad Católica. Se trata del libro "Una mirada al alma de Chile 2006-2015", producto del trabajo realizado a partir de la Encuesta Bicentenario UC-GFK Adimark.
Algunos indicadores importantes de este libro fueron dados a conocer a nivel nacional, y retratan los cambios que ha tenido el país en materia de confianzas. De una euforia, que asomaba con potencia a mediados de la década pasada, nos hemos vuelto más realistas e introspectivos.
Así, hace diez años un 60% de los chilenos pensaba que para este año viviríamos en un país desarrollado; y cerca de un 70% pensaba que se habría resuelto el problema de la calidad de la educación. También ha caído la confianza en las iglesias, en las empresas y en los parlamentarios. La clase política, en general, se ve profundamente afectada.
Como contraparte, el chileno ha comenzado a valorar más su entorno cercano y su vida familiar. En aquello que nos es más familiar aún mantiene la fe.
Casos como los que conocimos en los últimos días, el de la nueva denuncia de colusión de los supermercados para la venta de carne de pollo, por ejemplo; las formalizaciones anunciadas en el caso Caval; o la primera condena por el caso Penta, involucrando a Jovino Novoa, son algunos de los hechos más recientes que siguen impactando en la opinión pública.
Hoy, un 80% de quienes fueron encuestados en este estudio cree que la corrupción ha aumentado en el país y desde la particular visión del ciudadano común, aumenta también el rechazo a las injusticias y los abusos. Vivimos, sin duda, en un país más realista y menos soñador.