Para ser respetuoso del medio ambiente, no es necesario militar en una colectividad color pasto ni ponerse al cuello una seda al tono. Basta con querer la tierra, amar el trabajo agrícola y a tus animales, y ya eres un protector del ambiente y de tu entorno, porque sin el cuidado de la tierra no obtendrás sus frutos.
Esta parte del mensaje nunca fue entendida por algunos citadinos que volcaron su mirada hacia "los otros", a quienes, sin conocer, culparon de ser grandes emisores de gases de efecto invernadero. Pero mientras algunos buscaban culpables, Chile seguía buscando alternativas para evitar el monstruo de la restricción eléctrica que rondaba hace 25 años.
Con una enorme sequía a cuestas y sin alternativas en la generación, Chile tuvo que recurrir al talento nacional para encontrar una respuesta. Así, nuestro país se vio obligado a responder instalando varias centrales térmicas, con todas las emisiones ya conocidas.
Tímidamente se comenzó a pensar en tecnología solar, y ya en 2016, Al Gore reconocía a Chile como un ejemplo mundial, al proyectarse con 13 gigawatts (GW) en plantas construidas y en proceso. Pero se quedó corto. Hoy Chile cuenta con proyectos construidos y en construcción por más de 33 GW de potencia, consolidándose como uno de los líderes mundiales en suministro de energía limpia.
Recientemente, la Asociación Gremial de Generadoras compartió un informe en el que se indica que Chile genera un 67% de su energía eléctrica a partir de fuentes renovables, como centrales hidroeléctricas, eólicas y fotovoltaicas.
Con todo este impulso y las nuevas tecnologías para minimizar el impacto en el medio ambiente, el país entero se fue sumando, y los agricultores no se quedaron atrás.
Sin alardear, pero en sintonía con la música del momento, hoy cuentan con modernos sistemas de certificación ambiental, utilizan equipos certificados por sus bajas emisiones, incorporan fertilizantes orgánicos provenientes de otras explotaciones pecuarias, reutilizan sus residuos orgánicos, mantienen espejos de agua y bosques, y protegen riberas de cursos naturales.
Así, y para complementar sus ya importantes manejos de bajo impacto, están instalando en sus techumbres intercambiadores de calor, celdas fotovoltaicas y han reemplazado toda su iluminación por tecnología LED.
Conociendo esta realidad, muchos agricultores han ido más lejos: han instalado sus propias plantas solares generadoras de energía para abastecer sus requerimientos. Se interconectan con el sistema central, en colaboración con las grandes generadoras y distribuidoras, de tal forma que minimizan la variación del voltaje y hacen un aporte al desarrollo sostenible de la agricultura chilena.