El Anillo del Pescador
Carlos Godoy , Obispo de Osorno
Este domingo 18 de mayo, a las diez de la mañana, hora de Roma, se celebrará la Eucaristía con la que el Papa León XIV iniciará su ministerio apostólico. En la ceremonia, recibirá de manos del Cardenal Decano el "Anillo del Pescador", un anillo de plata dorada que simboliza la misión que tiene el sucesor de Pedro, el apóstol pescador que, confiando en la palabra de Jesús, echa las redes al agua y recoge ciento cincuenta y tres peces (los antiguos pensaban que ese era el número de los tipos de peces que contenía el océano), símbolo de totalidad; la salvación de Jesús es para todos. Por otro lado, el anillo representa la misión que Jesús le confió a Pedro de confirmar a sus hermanos en la fe (cf. Lc 22, 32).
Hay que recordar que, en la antigüedad, los anillos de los reyes y también de los obispos servían como sello para oficializar documentos. Junto con el anillo, recibirá el Palio, una estrecha banda de lana blanca que se apoya sobre los hombros del obispo, encima de la casulla, la vestidura propia de los sacerdotes al momento de celebrar la misa.
El Palio simboliza al obispo cargando a las ovejas sobre sus hombros, al modo del Buen Pastor, y al mismo tiempo representa a Cristo, el Cordero de Dios crucificado para la salvación de todos. Por esa razón, el Palio está decorado con seis cruces negras, una en cada extremo, a las que se les colocan tres alfileres que evocan los clavos de la cruz de Cristo. Estas insignias quieren significar la sucesión apostólica y la misión del Papa al frente de la Iglesia universal.
Más de alguna persona podría preguntarse: ¿por qué no se puede prescindir de estos símbolos tan anacrónicos? Recuerdo que, viendo los entretelones del cónclave en la televisión, una de las periodistas chilenas que se encontraba reportando en Roma, llena de emoción al ver el humo blanco y la efervescencia de la gente congregada en la Plaza de San Pedro, dijo: "Nos estábamos abrazando… Nos abrazábamos, nosotros que somos periodistas. Porque, de verdad, es una sensación muy emotiva, contagiosa, les tengo que contar". Luego de ver al nuevo Papa salir al balcón de la Basílica, comentó: "Las lágrimas también salen por los ojos nuestros, no solamente del Papa".
La emoción de la periodista, así como la de muchos que se encontraban en la Plaza de San Pedro y también de quienes estábamos viendo la televisión, se hizo sentir, entre otras cosas, debido a la carga emotiva que contienen los símbolos. Por ejemplo, lo que representan las argollas para los esposos en el día de su boda y que a muchos los acompaña el resto de sus vidas.
Los símbolos nos expresan, representan ideales, anhelos y relaciones, y si nos acompañan, están permanentemente recordándonos lo que significan. El ser humano no puede sino expresarse a través de los signos y símbolos que hablan más allá de lo que se ve y que requieren mirar con el corazón.