Bono por hijo nacido
Con interés he leído la propuesta del candidato presidencial José Antonio Kast de entregar un bono por cada hijo nacido para estimular la natalidad en Chile. Se valora que el descenso sostenido de la fecundidad sea considerado un tema relevante en la discusión política, dada su importancia para el futuro social y económico del país. No obstante, es necesario señalar que esta propuesta, aunque bien intencionada, resulta insuficiente frente a un problema de origen estructural.
Macarena Arriagada, directora carrera de Obstetricia U. Andrés Bello, sede Viña del Mar
Casa museo
A pesar de las circunstancias actuales de las herederas Isabel y Maya, tarde o temprano la casa de Allende será un museo, porque es una manera de los partidos de izquierda de perpetuar cada vez más la figura de un expresidente que llevó a Chile a un quiebre de la democracia exigida por el pueblo chileno.
La persistencia de la izquierda con sus museos de la memoria y una historia sesgada a su favor, sin reconocer los errores cometidos -como aquellas consignas: "por último, será necesario tomar el poder por las armas", previas al 11 de septiembre- hace que la separación de la sociedad se haga cada vez más profunda.
No cabe duda de que a la casa museo asistirán escolares y público en general, y que a muchos les quedará en el subconsciente: si se merece tener su propio museo, tuvo que ser un buen presidente. Y así se tergiversa la historia para las generaciones venideras.
Marcos Concha Valencia
Trabajo inclusivo
En los últimos meses, hemos sido testigos de un preocupante retroceso global en políticas de diversidad, equidad, inclusión y pertenencia (DEIB). Desde el desmantelamiento de áreas completas en organismos públicos en EE.?UU., hasta empresas que abandonan sus compromisos por presión política. Lo que era un mínimo ético empieza a ser cuestionado.
Pero este giro no es casual. Es parte de una narrativa peligrosa que busca presentar la equidad como un privilegio y no como un derecho, así como también un espejo que nos obliga a revisar nuestras propias convicciones.
En Fundación Ronda, llevamos más de una década trabajando con organizaciones públicas y privadas para demostrar que la inclusión no es solo lo correcto, sino lo inteligente. Hemos generado miles de oportunidades laborales para personas con discapacidad, mujeres cuidadoras y comunidades históricamente excluidas, y lo hemos hecho desde la convicción, no desde la obligación.
En el Día del Trabajo, es urgente recordar que la inclusión en el ámbito laboral no debe ser un lujo, sino una necesidad. La verdadera innovación no siempre viene de la tecnología. A veces, viene de algo tan simple (y tan radical) como asegurarse de que todos y todas tengan un lugar en la mesa.
Hoy, más que nunca, urge defender la DEIB como lo que es: un pilar estratégico para el bienestar, la productividad y el sentido de pertenencia en las organizaciones. No podemos permitir que el péndulo nos devuelva a la exclusión y se pierdan muchos años de significativos avances a favor de todas las personas.
María José Escudero
Bono de invierno
El bono de invierno comenzó a implementarse en 1989, durante el gobierno de Patricio Aylwin, como una medida excepcional destinada a apoyar a los adultos mayores con menores ingresos durante los meses más fríos. Desde entonces, se ha convertido en una política social recurrente, entregada cada año, con el objetivo de aliviar -al menos momentáneamente- el impacto del frío y los gastos que aumentan en invierno.
Aunque a veces es percibido como una medida asistencialista, constituye una ayuda necesaria y esperada cada mes de mayo para millones de pensionados que sobreviven con ingresos mínimos. Para muchos, esos $81.257 entregados pueden marcar la diferencia entre comprar medicamentos o pagar una cuenta de electricidad. Sin embargo, este beneficio también revela las falencias estructurales de nuestro sistema de protección social. Al igual que otros aportes estatales, funciona más como un parche de emergencia que como una solución. Las causas estructurales -pensiones bajas, precariedad energética, insuficiencia en salud y el alto costo de vida- siguen sin un soporte sólido.
En un escenario ideal, los bonos estacionales no deberían ser necesarios para garantizar la supervivencia. Sería más justo contar con apoyos permanentes durante todo el invierno, considerando que el costo de vida actual supera ampliamente lo que cubre el bono. Se requiere avanzar hacia políticas públicas que fortalezcan el sistema previsional, implementen subsidios energéticos bien focalizados, mejoren las condiciones de vivienda para enfrentar las bajas temperaturas y amplíen la cobertura farmacológica.Judith Guajardo