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Mikel Ayestarán, corresponsal en Oriente Medio: "Vamos a un escenario de limpieza étnica en Gaza"

El periodista español publicó esta semana su libro "Historias de Gaza".
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Mikel Ayestarán fue premio Ortega y Gasset 2025 a la mejor cobertura multimedia.

El desarrollo del conflicto entre Israel y Hamás, en el que "vamos directo al plan de Donald Trump", lleva al periodista español Mikel Ayestarán a preguntarse si Gaza va a seguir existiendo: "Vamos a un escenario de limpieza étnica, de desplazar al mayor número de personas que puedan y hacer una nueva realidad en Gaza muy diferente a lo que teníamos antes".

"No vamos a poder volver a lo anterior al 7 de octubre porque no va a existir, no sé cómo será, pero va a ser algo totalmente diferente", afirma en una entrevista con Efe con motivo de la publicación, esta semana, de su nuevo libro 'Historias de Gaza'.

Ayestarán es corresponsal en Oriente Medio y tiene más de veinte años de trabajo en la región. Define Gaza como "la Guernica palestina", en alusión a la localidad del norte de su país que fue arrasada por las bombas alemanas durante el nazismo.

El periodista lamenta no haber escrito un libro de Gaza como lo hizo en 'Jerusalén, santa y cautiva', en el que fue barrio por barrio hablando con sus residentes, porque eso "ya no va ser posible".

"Recorrer Gaza desde Beit Hanun hasta Rafah, parándote en los cafés principales, visitando hoteles, hablando con los alcaldes locales y los habitantes" son cosas que echa de menos y le gustaría contar en un libro que "por desgracia, ya no se va a poder hacer".

'Historias de Gaza' (Ediciones Península) es un libro "absolutamente personal", que narra un punto de vista construido durante dos décadas de trabajo en la región y busca ser "honesto" ante una situación sobre el terreno "profundamente desequilibrada".

Es su intento de hacer una "gran crónica de todas sus crónicas", sin desatender la situación actual, cuando "se han borrado todas las líneas rojas" y se ha normalizado "lo que es totalmente anormal".

Controlar el relato

Según Ayestarán, la situación actual en Gaza, donde Israel no permite el paso a los periodistas extranjeros, le impide "humanizar la información".

"El objetivo es controlar el relato de la mejor manera posible", explica sobre las "formas máximas de censura" por parte de Israel, que impide la entrada a Gaza a los periodistas internacionales y ha matado a varios informadores palestinos.

Los extranjeros están informando a partir de estadísticas y cifras, en noticias a las que "les falta el corazón que le pones cuando estás ahí dentro", porque desde fuera es muy difícil ponerse en el lugar de los palestinos, que llevan un año y medio bajo la "venganza" del primer ministro Benjamin Netanyahu.

"Menú de Gaza"

El corazón de Ayestarán en Gaza es Kayed, su enlace en el enclave durante los últimos veinte años y a quien nada más despertar a diario le escribe un mensaje con miedo de que algún día no llegue una respuesta. "El libro está dedicado a él", dice.

La de Kayed es la historia de muchos de los habitantes de Gaza, que "no ven ningún tipo de luz al final del túnel" porque no hay diferencia entre morir o seguir viviendo como lo hacen.

"Él está muy triste por haber traído hijos al mundo y haberles dado esta vida", confiesa.

Con su amigo y compañero palestino creó 'Menú de Gaza', un proyecto que consiste en compartir cada día una fotografía de la comida que la esposa de Kayed, Amal, prepara para a familia mientras el hambre es usada como arma de guerra.

Reconocido con el Premio Ortega y Gasset 2025 a la mejor cobertura multimedia, Ayestarán cree que la iniciativa lanza un mensaje potente pero "brutalmente simple", con el que es muy fácil empatizar, porque no hace falta saber de geoestrategia para entender algo tan familiar como la comida de una persona cada día durante meses.

Priorizar la Educación Inicial

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Existe un amplio consenso sobre la relevancia de la educación inicial, por lo que debería ser un eje central del debate político, especialmente con miras a las próximas elecciones presidenciales. Chile no puede seguir postergando este desafío: aunque la evidencia confirma que la educación preescolar ofrece altos retornos para el futuro de niños y niñas, su cobertura permanece limitada y se redujo aún más con la pandemia. Para enfrentar esta realidad, hay cuatro áreas prioritarias de acción.

En primer lugar, la cobertura de educación inicial apenas alcanza un 52%, y para sala cuna (menores de dos años) solo llega a un 14%. Peor aún, en el grupo de 3 a 5 años se mantiene igual que hace una década. Si bien se han hecho esfuerzos por elevar la asistencia, esta llega únicamente a un 76,4%. Es urgente que se refuerce la red de salas cuna y jardines infantiles para revertir este estancamiento. Para incentivar la asistencia, resulta clave retomar el proyecto de Kínder Obligatorio, rechazado en 2021.

En segundo lugar, la denominada "brecha de cuidado infantil" en Chile -el período desde el fin del posnatal hasta el ingreso a la educación obligatoria- se extiende por tres años, afectando con más dureza a las familias de menores ingresos. En países como Corea, Portugal y Eslovenia se garantiza educación y cuidado infantil gratuitos desde que concluye la licencia parental hasta el inicio de la educación preescolar o primaria. Chile debería inspirarse en dichas experiencias para reimpulsar iniciativas como la Sala Cuna Universal.

La tercera prioridad es el financiamiento. El próximo Gobierno debe resolver el desajuste entre la inversión en educación superior (2,4% del PIB) y la destinada a la educación inicial (apenas 1%). Aunque se repite que la educación de párvulos es esencial, el presupuesto no lo refleja: la inversión pública en este nivel bajó un 12% entre 2015 y 2021, mientras el promedio de la OCDE aumentó un 9% en el mismo lapso.

Por último, la institucionalidad también requiere cambios. Actualmente, existe una disparidad arbitraria en el financiamiento de salas cuna y jardines infantiles de Fundación Integra en comparación con aquellos de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji). Dentro de esta última, los establecimientos administrados directamente reciben más recursos que los administrados por terceros (VTF). Todos atienden a niñas y niños de entre 0 y 4 años del 60% más vulnerable del país, pero un recinto municipal VTF obtiene un 32% menos de financiamiento mensual por alumno que uno administrado directamente por la Junji. Estas inequidades impactan las condiciones laborales de las educadoras y, sobre todo, la calidad educativa que se entrega.

Avanzar en estas cuatro áreas no solo ampliará las oportunidades de niños y niñas en sus primeros años de vida, sino que fortalecerá la equidad y cohesión social. Hacer de la educación inicial una prioridad de Estado significa invertir en el futuro y garantizar que cada familia reciba el apoyo necesario para que sus hijos crezcan con el mayor potencial de aprendizaje. Es el momento de colocar la primera infancia en el centro de la agenda política.

"Aunque la evidencia confirma que la educación preescolar ofrece altos retornos para el futuro de niños y niñas, su cobertura permanece limitada y se redujo aún más con la pandemia".