T Todos hemos escuchado el término "Patrón de Fundo" como referencia a alguien autoritario y tirano. ¿Por qué se le atribuye un significado tan peyorativo al "Patrón"? ¿Acaso todos los patrones son así de autoritarios? ¿O es un término utilizado por personas resentidas socialmente? Tal vez sea un poco de ambas. Sin duda, debe haber buenos patrones, preocupados por sus trabajadores y generosos con los privilegios que, por causa o destino, poseen. Pero también es cierto que algunos se "esmeran" en darles la razón a quienes usan esa expresión de manera negativa.
Sin ir más lejos, recientemente, en redes sociales (y en algunos medios más valientes), se difundió el caso de un "distinguido empresario local" que maltrató y hasta agredió a un médico de la zona, simplemente por pasar por uno de sus caminos. "Sal de mi patio", "rotos de m…", "ándate a tu población" son algunas de las frases que vienen a la memoria. Parece ser que Chile entero sigue siendo un "gran fundo", donde unos pocos, que se sienten dueños de todo, tratan a la mayoría, que para ellos no es dueña de nada, como si fueran parte de su ganado o incluso menos.
No son todos. También están quienes han hecho de este país, y en especial de esta zona, un mejor lugar a punta de esfuerzo y trabajo. Día a día, y pese a lo difícil de la vida, se esfuerzan tanto como el peón más humilde. Son, sin duda, esos hombres y mujeres dueños de algunas hectáreas (o muchas) o de empresas, quienes terminan más perjudicados en su imagen, pues son buenos patrones.
En el caso puntual de nuestra zona sur, me atrevería a decir que estos buenos patrones descienden de los colonos migrantes, pues saben lo que significa el trabajo duro de llegar a un lugar inhóspito y, con esfuerzo, convertirlo en un territorio productivo y desarrollado. Por otro lado, no tengo dudas de que los malos "patrones de fundo" son aquellos que adquirieron tierras de forma cuestionable y construyeron su fortuna con prácticas poco éticas. De otro modo, no se explica su actitud de ver al prójimo como un inferior. A veces, es necesario ser firmes, marcar límites y proteger la propiedad privada, sin duda. Pero la educación exige criterio, y el hecho de movilizarse en una Silverado, F-150, RAM o cualquier otro vehículo no les da derecho a tratar a cualquiera como un delincuente o menos que un peón.
Sin embargo, esta reflexión no solo aplica a los terratenientes. Todos tenemos algún grado de poder sobre otros: en el trabajo, en los negocios e incluso en el hogar. ¿Cuántas veces los padres actúan como dueños de sus hijos, dictando con quién pueden juntarse, qué deben estudiar, dónde vivir? No actuemos como esos malos patrones. Seamos más empáticos, más humanos y recordemos que, al final, no somos dueños de nada.