Las huellas del antiguo Camino Real aún marcan presencia en Osorno
Calles y rutas locales son parte del trazado original entre Valdivia y Chiloé. La existencia de esta vía resultó un factor fundamental para la refundación y repoblación de la ciudad en 1796.
Resulta difícil imaginar que el entorno urbano actual pudo haber sido alguna vez escenario de acontecimientos históricos relevantes y mucho más si se trata de una porción lejana del pasado.
No obstante, en Osorno eso no es tan extraño y no sólo remontándonos a las inmediaciones del fuerte Reina María Luisa -sitio histórico representativo de la repoblación- o a algunas de las casonas construidas a finales del 1800, sino que en calles de tránsito común.
Se trata de las huellas dejadas en la ciudad por el Camino Real, una vía de comunicación ideada en el siglo XVII, pero materializada durante la segunda mitad del siglo XVIII por las autoridades coloniales de Valdivia y Chiloé, con el fin de unir estos territorios y cimentar su poder "en el mar del sur".
Así, calles como Lautaro, Pedro Montt, Bellavista y avenida Real, en Rahue Bajo y Alto, son mudos testigos del primer trazado del Camino Real, anterior a la repoblación de Osorno, en 1796. De hecho, aunque este tramo pasaba muy cerca de las ruinas de la ciudad original, hasta entonces se desconocía que estuviesen del otro lado del río Rahue.
"Estas arterias formaron parte del Camino Real y cuando se inició la repoblación, la construcción de la ciudad respetó de alguna forma las huellas, que hoy están convertidas en calles", indicó el historiador Rodrigo Rodríguez Pérez.
Importancia
La idea de repoblar Osorno nació por la necesidad, en parte, de establecer un punto equidistante entre las plazas militares de Valdivia y el territorio insular de Chiloé. Pero también se trataba de recobrar una zona muy deseada, tanto en la época como en la actualidad: los llanos, territorio que después de la destrucción y abandono en 1604, permaneció inaccesible para los españoles y en manos de los huilliches. Un área ideal para el desarrollo agrícola y sobre todo ganadero, "despensa" de las ciudades del sur (especialmente de Valdivia) que hasta antes de 1796 debían abastecerse vía Valparaíso o directamente desde Lima, la capital del virreinato del Perú, lo cual hacía más engorrosa su existencia.
Los primeros intentos concretos de una vía entre Valdivia y Chiloé surgieron en 1651, por idea del presidente del reino, Antonio Acuña y Cabrera, quien viendo el gran aislamiento de Valdivia y las ciudades de Castro y Ancud, estableció la necesidad de contar con un camino expedito, que también recuperase los llanos y como defensa mutua en caso de ataques extranjeros.
De aquello da cuenta el cabildo de Castro, que pedía con insistencia desde principios del siglo XVIII "el restablecimiento de la antigua ciudad de Osorno, cuyas ruinas estaban en poder de los indios".
A pesar de esto, no fue hasta 1758 cuando aparecieron iniciativas más concretas por parte del gobernador de Chiloé, Juan Garretón, aunque sus intentos no pasaron de una fallida expedición a los llanos.
Ciertamente, la real cédula de 1784 -enviada por el Rey de España a los gobernadores de Valdivia y Chiloé, Mariano de Pusterla y Francisco Hurtado respectivamente- se convirtió en el impulso definitivo y concreto para la construcción de este camino y el acuerdo de paz con los huilliches. Este último punto, de suma importancia tanto para el camino como para la ciudad, se realizó mediante parlamentos y paces, encargadas por Pusterla al subteniente Pablo Asenjo y al sargento Teodoro Negrón, ambos cercanos a los principales caciques de los llanos. De este hecho dio cuenta el viajero y científico francés Claude Gay en su obra "Agricultura Chilena".
"Estas juntas tuvieron lugar, en efecto; la de Acenjo fue en Quilacahuín en febrero de 1789 y la de Negrón se reunieron algunos días después en Rahugue: convínose en ellas que los indios no pondrían ningún obstáculo al paso de los españoles por sus tierras, antes al contrario les asistirían en lo que fuera posible".
El trazado
El trayecto desde Valdivia era el siguiente: los viajeros salían desde la ciudad del Calle Calle y orillaban el río Futa hasta Catamutún, luego tomaban el camino viejo de Rapaco (donde estaba la antigua misión de Dagllipulli) y desde ahí enfilaban por la actual ciudad de La Unión hasta Trumao, donde cruzaban el río Bueno en balseo. Seguían por el mismo camino actual (en la provincia de Osorno) donde se desviaban a la altura de Quilmahue hacia Puloyo, donde estaba el paso por el Rahue. Ya cruzado el río, tomaban un camino que bordeaba el cauce (hoy casi desaparecido, salvo un tramo de la ruta U-278), que se empalmaba en Cuquimo con la actual Ruta U-22 a la misión, luego pasaban por las calles Pedro Montt, Lautaro y de ahí por la calle Bellavista (vestigios claros y aún presentes del Camino Real original) para luego continuar por la avenida Real (Rahue Alto) con rumbo a Carelmapu (actualmente hay que pasar por Riachuelo, Fresia, Los Muermos, La Pasada y Maullín), donde el viajero abordaba un navío para llegar a San Carlos de Ancud, en Chiloé.
Los viajeros de fines del XVIII y parte del XIX iban en caravanas de varios jinetes y con caballos de carga. Una travesía de Valdivia a Osorno podía durar varios días en verano y se volvía más larga y tortuosa en el invierno.
"El primer camino nunca entró a Osorno, simplemente porque en aquel tiempo la ciudad aún no era refundada ni descubiertas sus ruinas, aunque es curioso que el camino pasara tan cerca de ellas sin que lo supiesen los españoles. Además, Rahue estaba cubierto de bosques y tampoco constituyó un barrio sino hasta finales del siglo XIX", explicó Rodrigo Rodríguez.
Luego, una vez descubiertas las ruinas de Osorno y vuelta nuevamente a ocupar, el camino real varió su trazado, pasando por el interior urbano, en las cercanías del Fuerte Reina Luisa.
Concretamente, el nuevo tramo realizado bajo la superintendencia de Juan Mackenna a finales del siglo XVIII, comprendió desde Valdivia a Río Bueno, luego a Trumao y de ahí por calle Héroes de la Concepción, en el sector de Francke, donde los viajeros debían cruzar el río Damas para ingresar directamente a Osorno.
"Una vez en la ciudad, cruzaban el río Rahue en balseo y atravesaban derechamente por lo que hoy es Rahue Bajo para tomar de nuevo con la avenida Real, ya que esta parte no se modificó", añadió Rodrigo Rodríguez.
Nuevas variantes
Asimismo, también se crearon nuevas variantes del camino hacia el sur, específicamente a los actuales poblados de Río Negro, Purranque y Crucero, saliendo desde el fuerte Reina Luisa por la calle Martínez de Rosas y tomando Felizardo Asenjo en el sector de Ovejería. Con ello se comenzó a cumplir uno de los objetivos de la repoblación de Osorno, que fue ocupar los llanos fértiles. Por ello se fueron creando variantes camineras hacia el interior.
Pero también, y ya en la época republicana, se realizó un cambio entre Río Bueno y Osorno. Más específicamente, en 1860 se modificó el paso por la recién creada misión de Tralmahue, en San Pablo, para luego avanzar por Remehue e ingresar a Osorno por Pilauco, específicamente por la actual calle Freire (donde existe una pasarela colgante sobre el río Damas).
"Todavía es posible ver en ciertos sectores del campo la influencia del Camino Real español en las construcciones, dotadas con corredores y también por la distribución de las calles. Y en Osorno mismo, la ruta U-22 se usó por muchos años como la única vía al mar -antes de que se iniciara en los años '40 el camino actual- pasando por la localidad de Huilma y de ahí conectando con las tierras interiores, aunque no de forma directa con la costa", indicó Rodrigo Rodríguez.
Ya transcurrida la Independencia de Chile, el Camino Real fue abandonado por las autoridades centrales entre 1820 y 1850, quienes descuidaron la zona, que seguía viviendo a un ritmo colonial.
Pese a esto, el viejo camino siguió prestando servicios de forma íntegra hasta 1860 aproximadamente, época en que los colonos alemanes comenzaron a abrir nuevas rutas hacia el mar y cordillera, existiendo paulatinamente otras alternativas.
Sin embargo, el principal golpe de gracia a esta antigua ruta colonial se registró hacia el año 1890, con la llegada del ferrocarril al sur, con lo cual el camino pasó a un plano secundario.
la calle bellavista, en rahue bajo, es un tramo del camino real original de fines del siglo XVIII.