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Descubren que el sistema inmunitario controla los niveles de azúcar en sangre

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Un estudio recogido en la revista Science reveló la capacidad del sistema inmunitario para controlar los niveles de azúcar en sangre, lo que abre prometedoras vías de tratamiento para enfermedades como la diabetes, la obesidad y el cáncer.

"Durante décadas, la inmunología se ha centrado en la inmunidad y las infecciones, pero empezamos a darnos cuenta de que el sistema inmunitario tiene otras funciones", señala uno de los autores, Henrique Veiga-Fernandes, de la Fundación Champalimaud, en Lisboa.

Tradicionalmente, la regulación de la glucemia se ha atribuido a las hormonas insulina y glucagón, ambas producidas por el páncreas. La insulina reduce la glucemia al favorecer su absorción por las células, mientras que el glucagón la eleva al indicar al hígado que libere la glucosa almacenada.

Recientemente se demostró que las interacciones cerebro-inmunitarias ayudan a controlar el metabolismo de las grasas y la obesidad, lo que hizo plantearse a los investigadores si los sistemas nervioso e inmunitario también podrían colaborar para regular los niveles de azúcar en sangre.

A través de experimentos con ratones modificados genéticamente, que carecían de células inmunitarias específicas para observar sus efectos sobre los niveles de azúcar en sangre, los autores vieron que los ratones a los que les faltaba un tipo de célula inmunitaria llamada ILC2 no podían producir suficiente glucagón (la hormona que eleva el azúcar en sangre) y sus niveles de glucosa bajaban demasiado.

"Cuando trasplantamos ILC2 a estos ratones deficientes, su glucemia volvió a la normalidad, lo que confirma el papel de estas células inmunitarias en la estabilización de la glucosa cuando escasea la energía", explica Veiga-Fernandes.

Inicialmente, los investigadores pensaron que el sistema inmunitario regulaba el glucagón en el hígado, pero a través de métodos de etiquetado celular descubrieron que estimula la producción de la hormona glucagón enviando células inmunitarias "en un viaje a través de distintos órganos".

Una vez en el páncreas, esas células inmunitarias liberan citoquinas, pequeños mensajeros químicos, que ordenan a las células pancreáticas que produzcan la hormona glucagón, y el aumento de glucagón indica en ese momento al hígado que libere glucosa.

"Cuando bloqueamos estas citocinas, los niveles de glucagón disminuyeron, lo que demuestra que son esenciales para mantener los niveles de azúcar en sangre", apunta el investigador y añade que el estudio "demuestra que las células inmunitarias no son solo soldados aguerridos que luchan contra las amenazas a las que se enfrenta el cuerpo, también actúan dando respuestas de emergencia, interviniendo para suministrar energía crítica y mantener la estabilidad en momentos de necesidad".

El estudio es una de las primeras pruebas de que "los sistemas nervioso, inmunitario y hormonal colaboran para hacer posible uno de los procesos más esenciales del organismo: la producción de glucosa cuando la energía escasea".

Una dieta rica en carne roja procesada se asocia a mayor riesgo de demencia

EE.UU. Al reemplazar esas proteínas con frutos secos, pescado o legumbres, el peligro disminuyó 20%. Estudio incluyó a más de 130 mil personas y duró décadas.
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Efe

Una dieta rica en carne roja, sobre todo en forma procesada, se asocia a un mayor riesgo de deterioro cognitivo en comparación con las personas que comen muy poca, según un estudio que publica Neurology.

Además, sustituir la carne roja procesada por fuentes de proteínas como los frutos secos y las legumbres o el pescado puede disminuir el riesgo de demencia en aproximadamente un 20%, según los investigadores de la red de hospitales Mass General Brigham, la Universidad de Harvard y del Broad Institute (EE.UU.).

El estudio incluyó a 133.771 personas, con una edad promedio de 49 años, de los que 11.173 fueron diagnosticados de demencia hasta 43 años después.

El equipo se centró en la dieta de los participantes, que llevaban un diario alimentario cada dos o cuatro años, con una lista de lo que comían y con qué frecuencia. La ración típica de carne roja fue fijada en 85 gramos.

Las personas que consumían un promedio diario de un cuarto o más de una ración de carne roja procesada (unas dos lonjas de tocino, una y media de mortadela o un hot dog) tenían un riesgo 13% mayor de desarrollar demencia.

Este porcentaje es en comparación con aquellos que comían menos de una décima parte de una ración diaria y teniendo en cuenta factores clínicos, demográficos y de estilo de vida, como el nivel socioeconómico y los antecedentes familiares de demencia.

En cuanto a la carne roja no procesada, los investigadores compararon a las personas que comían en promedio menos de media ración al día con las que comían una o más raciones y no encontraron diferencias en el riesgo de demencia.

Los investigadores definieron la carne roja procesada como "bacon" (tocino), hot dogs, salchichas, salame, mortadela y otros productos cárnicos procesados. La no procesada se fijo como ternera, cerdo, cordero y hamburguesa.

La carne roja tiene un alto contenido en grasas saturadas y en estudios anteriores "se ha demostrado que aumenta el riesgo de diabetes de tipo 2 y de cardiopatías, ambas relacionadas con un deterioro de la salud cerebral", recordó Dong Wang, del Mass General Brigham y uno de los firmantes del texto.

El estudio midió además el deterioro cognitivo subjetivo para lo que se analizó a otro grupo de 43.966 participantes con una edad promedio de 78 años, que realizó encuestas sobre su memoria y capacidad de pensamiento dos veces durante el estudio.

El deterioro cognitivo subjetivo hace referencia a una persona que informa de problemas de memoria y pensamiento antes de que cualquier deterioro sea lo suficientemente importante como para aparecer en las pruebas estándar.

Los participantes que comían un promedio de 0,25 raciones o más al día de carne roja procesada tenían un riesgo un 14% mayor de ese deterioro en comparación con los que comían en promedio menos de 0,10 raciones al día.

Los que tomaban una o más raciones de carne roja no procesada al día tenían un riesgo un 16% mayor de deterioro cognitivo subjetivo en comparación con las que consumían menos de media ración al día.

Factores de riesgo

Los investigadores siguen estudiando los factores que relacionan la carne roja con el riesgo de demencia, especialmente los relacionados con el microbioma intestinal.

El óxido N de trimetilamina (TMAO), un producto de la descomposición de la carne mediada por bacterias, puede aumentar la disfunción cognitiva debido a sus efectos sobre la agregación de amiloide y tau, proteínas implicadas en la enfermedad de Alzheimer, pero la investigación hasta ahora es limitada.

Además, el contenido en grasas saturadas y sal de la carne roja también puede perjudicar la salud de las células cerebrales, recuerda el Mass General Brigham.

La investigación resalta que sustituir la carne roja procesada por fuentes de proteínas como los frutos secos y las legumbres o el pescado puede disminuir el riesgo de demencia en aproximadamente un 20%.

Sustituir una ración diaria de carne roja procesada por una de frutos secos y legumbres se asoció con un riesgo un 19% menor de demencia. En el caso de cambiarla por pescado, el riesgo fue 28% menor.