En una geografía y clima similar al que se extiende desde La Araucanía a Aysén, Nueva Zelanda creó una industria líder que exporta el 95% de los más de 20 mil millones de litros de leche de vaca que produce anualmente, empleando a casi 50.000 personas y la pregunta de siempre es: ¿por qué Chile no?
En 2011, el país llegó a los 2.380 millones de litros recepcionados en planta, apenas el 10% de la producción de los neozelandeses. En 2023, sin embargo, las cifras mostraron que ese indicador se mantuvo igual, con 2.338 millones de litros.
Este lunes, Campo Sureño reveló que los predios lecheros de la Región de Los Lagos cayeron un 10%, pasando de 1.212 en 2018 a 1.090 en 2023. La concentración, donde "menos producen más", es un fenómeno normal en esta industria, sin embargo, los que quedan sólo han absorbido los litros de los que salieron, pero con una diferencia poco discutida: al ser más eficientes, han aumentado los kilos de grasa y proteína por litro que son cruciales en la determinación del precio. ¿Es hora de hablar de toneladas anuales de sólidos en vez de litros para medir de manera más precisa la producción?. Esa es una de las preguntas que se abordarían en un debate serio.
Lo concreto hoy, es que la Región de Los Lagos bajó 7,6 puntos porcentuales, llevando su participación nacional desde el 53,3% de 2018, con 1.160 millones de litros, al 45,7% actual. Los Ríos, en cambio, mantuvo su cantidad de productores; registra un aumento acumulado del 10,2% en la producción de leche y representa hoy el 37,1% del total nacional, frente al 29,4% de 2018, gracias al impulso de su cooperativa Colun.
Las expectativas de exportación, en tanto, siguen haciendo brillar la antigua luz de esperanza de que sólo la indiscutible calidad de nuestra producción abrirá mercados. Es así como un reportaje de El Austral de Osorno, del martes 24, mostró cifras auspiciosas de envíos que en 2024 acumulan ya 306 millones -en todo 2022 alcanzaron los 348 millones de litros y en 2023 los 275 millones-, en un contexto en el cual el país sigue siendo deficitario, es decir, importará este año casi 800 millones, porque no produce lo suficiente para cubrir simultáneamente las necesidades internas y externas.
No puede haber indiferencia frente a la desaparición de productores, sobre todo si no existe claridad respecto de que esa concentración es fruto de un crecimiento real. Es hora de sincerar el debate y proyectar el futuro, más aún cuando Colun muestra un camino de éxito: orientación vertical orientada al procesamiento, desarrollo de productos y mercados.