Hace algunos días atrás el ministro de Economía argentino, Luis Caputo, señaló en una entrevista que Chile "es gobernado por un comunista que los está por hundir", frase que luego fue avalada por el propio Presidente transandino Javier Milei en redes sociales con un escueto, pero contundente "poniendo zurdos en su lugar".
La respuesta del Gobierno no tardó en llegar, pero lejos de desvalorar, desmentir o hacerse cargo del contenido de dichas afirmaciones, el Presidente sólo se limitó a acusar falta de humildad por parte de quienes las profirieron, es decir, apuntó al mensajero y no al mensaje, para luego hacer uso -o más bien abuso- del manoseado y megalómano cliché sobre la permanencia de las instituciones y los pueblos frente al paso transitorio de sus líderes.
Lo que parecen simples dimes y diretes intrascendentes, sin embargo, son mucho más que eso. Lo que está sucediendo es que la Argentina de Milei, tal y como lo han declarado ellos mismos al otro lado de la cordillera, no sólo busca sepultar para siempre al socialismo kirchnerista local que los empobreció y dejó en la bancarrota fiscal, sino que también pretende erigirse en un faro de la libertad para la región con miras a abatir cultural, económica, social y políticamente las ideas estatistas que por décadas han instalado los amantes del colectivismo como únicas verdades reveladas.
No esta demás decir, en todo caso, que las direcciones opuestas en que hoy avanzan ambos países exhiben también resultados diametralmente opuestos en todos los planos, desde lo económico hasta en materia de seguridad. Y Milei se impone por paliza. Quizá a eso se refería nuestro mandatario cuando aludió a la falta de humildad.
Como fuere, el punto central que está detrás de toda esta polémica una vez más es la definición del modelo de sociedad que queremos: Estado vs. libertad.
Pero a diferencia de lo que sucedió hasta aquí en nuestro país, ya no se trata solamente de un debate que se da en el seno de una elite política movilizada exclusivamente por sus propios intereses, sino que la batalla en nuestros días se da sobre todo en el plano cultural, ése que el mismo Luis Caputo dijo que Chile descuidó, pero que de un tiempo a esta parte parece haberse retomado con fuerza.
Muchos aún parecen no entender todo lo anterior, tal y como lo dejaron de manifiesto prácticamente todos los partidos políticos nacionales, tanto de izquierda como de derecha, con algunas pocas excepciones, cuando condenaron las expresiones de las autoridades transandinas, incluso tildándolas de ofensivas. ¿Cuáles fueron las ofensas? ¿Comunista? ¿Zurdo? Bueno, es que el chauvinismo siempre ha sido políticamente rentable, pero cuidado, porque pareciera ser que hoy lo son más la verdad y la lucha cultural por la libertad.