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pozos purineros tienen un gran recurso a su favor, ya que este es un excelente aporte al crecimiento de las praderas si se aplica en el momento oportuno y en las dosis adecuadas.
Praderas naturales
Otro punto muy importante es el de las praderas naturales, sobre las que el docente Pedro Moll aseguró que son mucho más resistentes que las sembradas, en condiciones climáticas adversas y sin mucho manejo.
"Esta puede ser la oportunidad de comenzar a fertilizar esas praderas naturales para potenciarlas y tener también un crecimiento interesante, de mayor duración y resistencia a la sequía en los meses de verano. No hay que enceguecerse y decir 'tengo que romper, sembrar, colocar nuevas especies y producir a un alto costo'. Son una alternativa para los agricultores, porque en la zona hay muchas praderas naturales todavía", concluyó el docente de la Matthei.
La pradera no paró
Sobre la experiencia que observó este invierno en sus praderas, el productor lechero del sector de Popoén, en la comuna de Río Negro, Gerardo Geisse, explicó que presentaron un crecimiento lento, pero sostenido.
"No creció mucho, pero ahí estuvo, se mantuvo activa. Ahora lo ideal no es darle una carga muy fuerte, no echarle animales, sino mantenerla quieta para que agarre vuelo el crecimiento. Pero eso no siempre se puede hacer, porque hay que darle forraje conservado, silos, bolos, para que la pradera tenga unos 40 a 50 días de rezago tratando de no meterle animales para que tome curso", indicó.
Geisse agregó que muchos agricultores ya están fertilizando por estos días, ya que las temperaturas del suelo son adecuadas, lo que comprobó midiendo y verificó que había 11 grados a las tres de la tarde.
"Creo que ya estamos en el momento de empezar a fertilizar con nitrógeno. Creo que este invierno ha sido un poco menos frío que otros. Han habido heladas fuertes, pero no con la intensidad y duración de otros años, porque me acuerdo que otras veces helaba y al otro día volvía a helar, pero no se alcanzaba a derretir el hielo del día anterior", manifestó.
El agricultor comentó que este año las cosas no han ido tan mal como los anteriores, ya que los fertilizantes no están tan caros y también el alimento complementario se ha mantenido a un precio razonable.
Precordillera
Una situación muy diferente es la que se vive en la precordillera y así lo relató el pequeño agricultor y ganadero del sector Las Gaviotas, en la comuna de Puerto Octay, Sebastián Segovia.
"Nosotros vivimos en la zona percordillerana, donde hiela mucho y recién el pasto comienza a brotar a fines de octubre. Acá donde estamos se nos termina todo, por eso siempre le pedimos al Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap), como pequeños agricultores, para que nos apoyen con un bono para la entrada del invierno y otro a la salida de la primavera", indicó.
Para alimentar a sus animales usa un poco de forraje y a algunos los suelta hacia la cordillera. "Ahora todavía nos queda un poquito de forraje, pero de septiembre en adelante la cosa se pone muy difícil. En general, septiembre y octubre para nosotros son meses muy complicados, porque ya se nos termina todo el forraje y muchas veces no hay qué darle a los animales", expresó.
También la fertilización se hace entre octubre y noviembre, ya que si se realizara ahora, las aguas que caen arrastrarían todas las aplicaciones, por ser terrenos en semiladera.
2022 fue un año negativo para las praderas, ya que producto de la pandemia y conflictos internacionales, el dólar subió fuertemente y con ello el precio de los fertilizantes. Muchos dejaron de aplicarlos.
10 grados de temperatura se han medido en el suelo, índice que es bastante adecuado para permitir que la pradera ya esté presentando un crecimiento, aunque levemente aún.
Un verano muy seco se estima que se dará en los próximos meses, por lo que la recomendación es que los agricultores se preparen con cultivos suplementarios.