Ya se avecinan las elecciones de alcalde y en nuestro querido Osorno (y todas las comunas de Chile), y aunque aún no se lanzan las campañas oficiales y su correspondiente propaganda (las cuales, según el Servel, parten 60 días antes de la votación) ya sabemos de algunos nombres que rondan en la limitada y jibarizada masa política osornina.
Se repiten los nombres de siempre, qué duda cabe y aparecen unos nuevos (nuevos en postulación a cargos públicos), pero que estaban en el subconsciente colectivo desde otras esferas. Es inevitable preguntarse qué será mejor: ¿Diablo conocido o Diablo por conocer?.
Nuestra historia dice que los chilenos somos temerosos a los cambios y optamos siempre por lo conocido (aunque esto no sea lo mejor). Ya lo vimos en los fallidos intentos de una nueva constitución, donde razones más, razones menos, fake news más o fake news menos, al final quedamos tal cual estábamos.
Los "de siempre" traen la promesa de la experiencia y del continuar el camino avanzado; los "nuevos" la promesa de un cambio (criticando las gestiones anteriores en términos sensibles y ya comunes de los municipios, que es el "manejo" de los recursos).
Pero ambos se enfrentan al mismo problema: dividir las fuerzas entre el trabajo territorial y acorazarse frente a los dardos de la competencia, e incluso los de su mismo sector.
En todas las elecciones vemos que la derecha se torpedea a sí misma, ya sea por rencillas internas o falta de "masa política"; y a la izquierda (que tampoco es tan izquierda) sin capacidad de recambio.
Es quizás esta dinámica de pocos acuerdos, falta de recambio y mañas enquistadas (en lo político) la que se hace reflejo en cómo es nuestra ciudad, una urbe que geopónicamente es privilegiada, pero no aprovecha esas conexiones y se queda casi detenida en el tiempo, maquillada en algunos sectores y abandonada en otros (la mayoría), iluminada y limpia en su centro, y obscura y sucia en el resto.
Sería bueno para Osorno que los candidatos de este periodo se presenten con una idea de un a ciudad integrada y limpia (en todos los sentidos). Una idea que nazca de un análisis sincero de la realidad. Está bien ir a las poblaciones a escuchar las necesidades de la gente (es casi una obligación), pero escucharlas de verdad y no solo para ganar los votos. Es común que los candidatos en época de campaña traten de mostrarse cercanos y hasta agregan a gente en sus redes sociales y, una vez electos, no responden a nadie.
Osorno necesita un alcalde que sea capaz de liderar un equipo eficiente, que resuelva lo urgente, pero que también que proyecte la ciudad al futuro, no solo en el centro o un parque determinado, sino en algo tan antiguo como su fundación; que ponga fin a su profunda desconexión (en el más amplio sentido de la palabra).