A propósito de las palabras del Papa…
"Creemos que el ser humano ha sido creado para amar y ser amado. Eso es lo más natural a su esencia misma". Carlos Godoy Labraña,obispo de Osorno
En estos días hemos conocido por la prensa el contenido de una conversación reservada del Papa Francisco con los obispos italianos. A raíz de una pregunta que le formulara un obispo acerca de si era pertinente permitir el ingreso a los seminarios de personas homosexuales, el Papa respondió de manera muy coloquial de que "hay demasiado mariconeo en los seminarios". Naturalmente, una respuesta así produjo escándalo en muchas personas y por esa razón es que la Santa Sede terminó publicando un comunicado donde el Santo Padre pidió perdón a los que se hayan sentido ofendidos por sus palabras.
Sin entrar en un tema tan complejo como es la condición homosexual, donde hay distintas miradas incluso dentro de la misma Iglesia, es plausible a mi juicio señalar el valor que tiene una vivencia madura de la sexualidad en la vida de un consagrado. Las inmadureces a nivel de la vida sicoafectiva no se solucionan simplemente con permitir que los "curas" se casen. Es muy simplista pensar así. Hay muchos casados que son inmaduros afectivamente y que generan con sus conductas, nocivas consecuencias para el matrimonio o la relación de pareja.
Me atrevo a salvar la respuesta del Papa, independiente a la forma utilizada que en ningún caso usaría, para hacer referencia a la doble vida que se ha dado en varios seminarios, incluso dentro de la misma Santa Sede, con conductas de personas que no son capaces de vivenciar el celibato como un don y como una forma de amar al estilo de Jesús. A la raíz de ese doble estándar, en la mayoría de los casos, hay una muy frágil vida sicoafectiva que no ha sido trabajada, ni se ha dejado tocar por la gracia de Dios. He sido testigo de varias personas que, luego de haber hecho un trabajo serio y profundo, logran integrar su sexualidad a su personalidad y opción vocacional. Somos seres sexuados y en ningún caso el sacerdote deja de serlo, solo que, decide vivirlo de una manera distinta, en ningún caso antinatural, porque ¿qué es lo natural?. Creemos que el ser humano ha sido creado para amar y ser amado. Eso es lo más natural a su esencia misma. Lo más terrible es el daño que se provoca al pueblo de Dios cuando un sacerdote o alguien que se está preparando al sacerdocio vive como si no lo fuera, o que viva solo por apariencias o en función de motivaciones que no tienen nada que ver con los valores del evangelio. Es lamentable cuando un sacerdote vive en función del dinero, del prestigio, del poder o para ocultar una condición que no es capaz de asumir. Todo esto se aplica también al heterosexual. No se puede estar bien con Dios y con el diablo.