"Como nunca antes, la era de las redes sociales anima al público a organizarse de forma independiente en comunidades que comparten una identidad, un interés o una cosmovisión (…) construyen sus propios relatos que van endureciendo y se vuelven más extremos. Las voces más potentes se alzan en la cima (…) Estas cámaras de eco celebran aquello que se ajusta a sus narrativas (…). El objetivo fundamental de los vítores y abucheos es cambiar la cobertura (de los medios para) que resulte más incómodo informar sobre aquello que no les gusta".
El diagnóstico presente en el artículo pertenece a A. G. Sulzberger, editor de The New York Times, y explica el contexto en el cual la promesa de la era de la información de la mano de la tecnologización y el paso de la "era de comunicación de masas" a la de "masas de medios de comunicación", ha derivado en una serie de grupos de interés reunidos con la única finalidad de difundir informaciones cercanas a sus propias creencias, lo que permite entender por qué no debe sorprender que un reciente estudio demostró que las personas ni siquiera leen los artículos antes de compartirlos en sus redes: sólo les basta que el título le haga sentido o que el emisor pertenezca a lo que identifica como "su grupo".
El columnista del Times, David French, señaló que es probable que la actual sea "la generación de personas más integralmente, voluntaria y conjuntamente desinformada que jamás haya pisado la tierra" y ello no ocurre porque "el Gobierno mienta sistemáticamente o suprima la verdad: estamos desinformados porque nos gusta la desinformación que recibimos y deseamos más".
La macrozona sur acaba de ser sacudida por un nuevo hecho de violencia. A estas alturas, señalar que es el más tremendo jamás registrado podría invisibilizar injustamente a todas las demás víctimas registradas en esa zona.
Las agrupaciones en pugna digital en el sur comparten aceleradamente todo tipo de información que más se ajusta a sus creencias, por sobre el interés legítimo de difundir la verdad, entendida en el sentido periodístico de la fidelidad a los hechos sobre los cuales se informa, para responder las preguntas más esenciales: por qué, para qué, dónde, quién y cómo.
Si queremos ver restablecer el pacto social, debemos hacer un esfuerzo por contribuir a recuperar la credibilidad en las instituciones sobre las cuales este se estructura y eso involucra dejar de lado la irresponsabilidad de difundir desinformación y opiniones que tienen como finalidad algo muy distinto a la fidelidad de los hechos.