Las altas temperaturas y los días soleados del verano motivan a realizar actividades al aire libre, visitar las playas y buscar el bronceado ideal. Sin embargo, podría tener consecuencias extremas si no se toman adecuadas medidas de prevención, debido al riesgo de la radiación solar, que puede traer enfermedades como el cáncer de piel.

En el mundo, cada año se diagnostican más de dos millones de casos de cáncer de piel. Es el tipo más común de esta patología (uno de cada tres), y se divide en melanoma y no melanoma. El primero es más agresivo y afecta a las capas más profundas de la piel.

La Corporación Nacional del Cáncer (Conac) ha llamado a prevenirlo mediante una actitud responsable, incentivando a las personas a disfrutar del sol en lo que queda del verano, pero adoptando las necesarias medidas de precaución, como exposición mínima, el uso de protectores solares y concurrir al dermatólogo cuando perciban cambios importantes en la piel.

Una proyección del Instituto Nacional del Cáncer revela que en nuestro país una de cada diez personas desarrollará algún tipo de esta enfermedad a la piel, un riesgo que está presente en todo el territorio nacional, siendo uno de los grupos más expuestos el de los trabajadores agrícolas, quienes se someten a largas jornadas bajo el sol. Por eso, es necesario que las personas sean especialmente cuidadosas y aprovechen de examinarse la piel.

En la temporada estival se acentúan las campañas, ya que se conocen los dañinos efectos de la exposición prolongada al sol. Por eso, es necesario que las personas sean especialmente precavidas, sobre todo al salir de vacaciones y exponerse a los rayos solares en las playas y piscinas.

¿Quién no recuerda esta publicidad con Nissim Sharim y Delfina Guzmán? (aunque hoy sería "Cómprate un Lexus Perico de los palotes").

En fin, eran otros tiempos, otro Chile en 1978. ¿1978? Sin duda, otro país. Saliendo de la crisis política social más grande que se recuerde y en pleno gobierno militar.

En esa época el auto era un bien muy preciado, un lujo. Los chilenos más afortunados tenían un vehículo para la familia. Los niños iban a pie (o en micro) al colegio y en la Universidad el que tenía auto (generalmente recauchado) era el rey de fiestas y malones. Como se sabe, gracias a políticas económicas, orden y seguridad, y al esfuerzo de la mayoría de chilenos que se dedicaron a trabajar, nuestro país empezó a crecer. Poco a poco tarjetas de crédito, universidades, compraventa de autos, colegios subvencionados, bancos y clínicas empezaron a florecer y en menos que canta un gallo, nos creció "la peluca", nos creímos primermundistas, como quién dice de tú a tú con Estados Unidos (nos empachamos con tanta hamburguesa y bebidas cola), viajar a Miami y hasta a Europa era cuestión de comprar un pasaje en LAN y listo. Los mall reemplazaron a las boutiques y los mega supermercados al negocio de barrio.

Cuarenta y cinco años después, democracia recuperada incluida, no sólo estamos saturados de CO2, las carreteras no dan abasto y en verano y festivos el taco es tan largo como la carretera. Y a nadie le sorprende, ni a los más ecológicos. El "papú" pasó a ser un órgano más de nuestro cuerpo.

Es verdad que no fabricamos ni una chapa o neumático y la bencina viene de afuera, pero qué importa. Todos merecemos además de casa propia y celular, un vehículo. Así como vamos, pronto estará incluido en la canasta familiar.

Entonces, ¿para qué tanto escándalo por la compra de un par de Lexus?. Millones más, millones menos, con tanto desorden fundacional, que nuestro distinguido Poder Judicial con sus excelsos ministros anden en micro, en sus propios autos o en Lexus es relevante para hacer justicia… ¿o sí?

Tiene razón, es noticia añeja. Y como todo en este gobierno, pasó al olvido por un zapatito roto para que mañana nos cuenten otro… otro escándalo… ¿o no?