Efectos ambientales de la emergencia
Contaminación, enfermedades, basuras acumuladas. Esos son desafíos emergentes.
Imposible alejar la mirada de la región de Valparaíso y en el desafío que implica volver a ponerse de pie tras los mega incendios que afectaron a varias de sus comunas, dejando una estela de muerte y destrucción pocas veces registrada en la historia de Chile.
Al dolor ahora se suman para la zona los riesgos sanitarios y los efectos ambientales.
La falta de servicios básicos y la concentración de personas en albergues obligan a controles estrictos para evitar contagios de enfermedades como el covid-19 (que no se ha ido, siguen en alza los casos); además las partículas de humo, el aire contaminado, pueden ahondar cuadros de infecciones respiratorias agudas en adultos mayores, niñas y niños pequeños.
En el entorno no pasa diferente. Hay pérdida de biodiversidad, la ausencia de árboles aumenta la circulación de aire contaminado, los suelos se erosionan y las cenizas, junto a las remociones en masa, pueden afectar los cursos de agua.
A todo ello se debe agregar un factor no menor denunciado en estos días en el área siniestrada, causado por la acumulación de ropa donada, pero que está en malas condiciones (sucia, rota, usada) y que ha debido desecharse.
Hablan de miles de toneladas de textiles inservibles que pueden tapar redes de alcantarillado, albergar roedores y hasta transmitir infecciones.
Da impotencia la falta de caridad (esa que permite ponerse en el lugar del otro que sufre) tan evidente y en las consecuencias de largo plazo que este hecho deja.
Eso, sin olvidar que el cambio climático volverá a golpear duro en el invierno, como ya se aprecia en el Hemisferio Norte.
Hay múltiples aprendizajes para efectuar frente a esa realidad que se observa a la distancia. Primero, no olvidar que esas situaciones pueden ocurrir en diferentes lugares donde sequía, bosques, calor y descuido humano se conjuguen.
Es urgente, entonces, reforzar herramientas para reaccionar de mejor manera.