Como todos los años, mi hijo menor le escribió una carta al Viejito Pascuero con la lista de regalos que espera recibir en navidad. Días atrás la carta desapareció de la chimenea y se fue volando al polo norte. Pero esta vez pasó algo que nunca antes había pasado. El Viejito le contestó, también a través de una carta, diciéndole que aún no sabía si este año pasará o no por nuestro país. Lo más curioso fueron las razones que expuso.
Según sus propias palabras, los renos fueron los primeros en plantearle sus inquietudes, ya que tienen temor de sufrir un "renotonazo" o "renocerrona" y que les quiten el trineo. Alegan que nadie les dijo que ahora debían grabar la patente en sus cuernos para anular completamente el peligro. Además, les advirtieron que el Grinch ingresó por un paso ilegal, lo expulsaron, pero volvió en el mismo vuelo chárter y ahora los está esperando para secuestrarlos y extorsionar al Viejito, sin que pueda descartarse su descuartizamiento.
Pero eso no es todo. Lo más triste es que según el propio Santa esta vez no podrá garantizar que todos los niños recibirán sus regalos, ya que ni él ni los renos han podido, al menos hasta ahora, hacer un pacto con el narco que les permita acceder a los barrios donde viven.
Como si esto fuera poco, el Viejito siente que su presencia ya no se justifica como antes debido a la sobreabundancia que experimenta el país. ¿Para qué llevar modestos regalos en diciembre si todo el año el Estado ha regalado miles de millones de pesos?, se pregunta con un dejo de admiración por la generosidad de las autoridades.
Quizá funcionaría mejor la entrega de regalos a través de convenios, reflexionó.
Así y todo, insiste en que ha tratado infructuosamente de buscar soluciones para no defraudar a los niños. Muestra de ello es que intentó hablar con algún alcalde, pero sólo logró comunicarse con uno que estaba prófugo y otro de vacaciones en Colina. Con los parlamentarios no le fue mejor, incluso se sorprendió, ya que uno aprovechó de pedirle un estacionamiento en el centro y otro que le traiga droga regalada.
Al hablar con un ministro, éste le respondió que no sabía que venía la Navidad, mientras que otro se excusó porque le robaron los computadores. Incluso dice que llamó al propio Presidente, pero no logró ubicarlo, ya que estaba andando en bici, aunque al parecer había ido a terapia por salud mental. Pese a todo, el Viejo Pascuero termina asegurando que hará hasta lo imposible por venir.
¿Va a venir, papá? Me preguntó después de terminar de leer la carta. Por supuesto que sí, le respondí. El Viejito Pascuero sólo está algo confundido por culpa de la prensa, pero ya se le pasará.