Comercio ambulante
En prácticamente todas las ciudades grandes del país, como en Osorno, existe esta realidad irregular a la cual la autoridad le cuesta tanto hacerle frente.
El comercio callejero sigue siendo un tema a nivel país, por lo que cada vez resulta más complejo regular esta actividad. La gran mayoría de las mercaderías que ingresan en forma ilegal tiene como destino la venta callejera. Prendas de vestir, en ocasiones imitaciones de marcas reconocidas, accesorios de celulares y juguetes, entre muchos otros productos se transan a precios bajos, porque no se han pagado impuestos de ingreso. El Servicio de Aduanas decomisa regularmente productos por miles de dólares, pero siempre es posible evadir los controles. Ellas son las mercaderías que llegan finalmente a los vendedores ambulantes.
A juzgar por la cantidad de personas que ejercen esta actividad -el centro de Osorno es una buena muestra de ello-, la venta callejera es un buen negocio, considerando que no se pagan impuestos, patentes ni arriendo. Basta con apropiarse de un lugar, que posteriormente es reclamado como derecho adquirido. Los esfuerzos se han centrado en dar a conocer los perjuicios de este flagelo, tanto en la competencia desleal que significa para el comercio formal, como en el daño que provocan estos productos en la salud y cómo afectan los derechos del consumidor.
Además, es sabido que en torno a esta actividad prolifera la delincuencia, que aprovecha la congestión que se produce en las aceras. Las encuestas de victimización que elabora la Cámara Nacional de Comercio han revelado que cuatro de cada diez establecimientos afirman tener comercio ambulante ilegal a su alrededor, y un 70% dice que éste ha aumentado. Gran parte de los comerciantes aseguran que han sido víctimas de delitos, aprovechando esa congestión, o bien que los vendedores obstaculizan la entrada de público a los locales.
El combate a la venta callejera no autorizada, porque hay otros que tienen permiso, parece una historia sin fin que no ha podido tener una solución que perdure en el tiempo. Aunque en ocasiones hay patrullajes policiales, es evidente que la efectividad de las medidas de control no son lo que la ciudadanía quiere o lo que las autoridades con frecuencia anuncian.