Algunas preguntas sobre corrupción
Marcos Emilfork Konow, , ex fiscal regional de Los Lagos
El vendaval de casos de corrupción de los últimos años, más allá del penoso espectáculo y el daño que representan, debiera llevar a hacernos algunas preguntas mínimas que, lamentablemente, no siempre se hacen.
Es precisamente en estas respuestas que podrían estar algunas de las claves para intentar poner atajo a un fenómeno que pareciera estar desbordado.
Respecto de todos los casos que hemos conocido, la primera pregunta que podríamos hacernos es: ¿funcionaron o no los controles preventivos y de fiscalización, tanto interna como externa, a nivel municipal, del gobierno o la administración, de los gobiernos regionales y de la Contraloría? La respuesta es evidente: no.
Una segunda interrogante interesante consiste en saber cómo se develaron los diferentes casos, donde puede advertirse que no fue producto del buen funcionamiento del diseño institucional contra la corrupción ni producto de fiscalizaciones o controles de propia iniciativa, sino que han sido conocidos por la justicia y la opinión pública gracias a denuncias aisladas, grabaciones clandestinas de conversaciones o derechamente por la prensa, quedando así también en evidencia el importantísimo rol que esta última juega en la materia.
En la misma línea, la siguiente pregunta parece de cajón: ¿Se han hecho efectivas las responsabilidades administrativas y políticas de quienes incumplieron sus roles públicos de prevención y control o lo hicieron de forma negligente?. Una vez más la respuesta es negativa, salvo en contadas excepciones de algún "sacrificio" de algún "mando medio" que sirve de cortafuego.
Por último, teniendo presente que la evidencia empírica nos ha enrostrado una y otra vez que la corrupción se puede mover a sus anchas en nuestro país, gracias a groseros forados normativos y de gestión que forman parte de una estructura institucional que, para prevenirla y controlarla, ha hecho agua, cabría entonces preguntarse con mínima diligencia, ¿qué se está haciendo o se hará para frenarla y así evitar la evidente fragilidad que ha demostrado tener el Estado para cuidar el bolsillo fiscal? La respuesta aquí es, hasta el día de hoy, una incertidumbre.
Hay muchas más preguntas que podrían hacerse, sin embargo, pareciera que todas las respuestas nos guían lamentablemente a las mismas conclusiones.
Sólo queda esperar que quienes tienen la responsabilidad pública de hacer algo al respecto, lo hagan de una vez, dejen sus asientos de comentaristas de la realidad y hagan la pega con seriedad, conocimiento y celeridad para ponerle freno en seco a la corrupción.