Desde su aparición, los humanos, mamíferos primates, de la especie homo sapiens, han modificado el siempre hostil medio ambiente a través de la utilización de herramientas y técnicas para cazar y recolectar alimentos, construir refugios y adaptarse a los distintos entornos, a pesar de las condiciones climáticas, en muchas ocasiones, extremas. Durante la Era del Hielo, se conoce que gracias a medidas tales como la migración; las adaptaciones tecnológicas, sociales y biológicas; los homos sapiens pudieron sobrevivir las temperaturas del enfriamiento global.

Si trabajamos en adaptarnos, lo hacemos sólo por la imperiosa necesidad de sobrevivir, instinto primordial que rige a toda especie de este ecosistema ya que, a diferencia de otras, como los equinos, que nacen con la capacidad de caminar y correr poco después de nacer, nuestros hijos son absolutamente indefensos y dependen por completo de sus padres al llegar al mundo, tardando meses en desarrollar la capacidad de sostener la cabeza, sentarse y gatear, y casi un año para aprender a caminar

Además de las necesidades básicas de alimentación, agua y energía, la construcción es una actividad vital para la sobrevivencia de la especie humana en un medio ambiente adverso. Desde la creación de refugios para protegernos de los elementos, hasta la construcción de infraestructura para mejorar la calidad de vida, la industria que la Cámara Chilena de la Construcción representa, ha sido una parte integral de nuestro proceso de aclimatación.

Desde los tiempos más antiguos, los seres humanos han construido para protegerse del clima y otros peligros. Desde las cuevas hasta las cabañas y las casas modernas, la construcción ha sido una herramienta esencial para las civilizaciones.

En la actualidad, la sociedad moderna continúa transformando el entorno para satisfacer sus necesidades y mejorar su estándar. Sin embargo, la necesidad de modificar o alterar el medio ambiente, es a menudo objeto de controversia, ya que puede tener impactos negativos en la biodiversidad, la calidad del aire y el agua, y la estabilidad de los ecosistemas.

Pero es posible progresar de otra forma. El desarrollo y el medio ambiente no tienen por qué ser incompatibles en 2023. Es posible llegar a consensos; es posible construir de una mejor forma y adaptarnos de manera armónica.

Una compleja realidad es la que reveló un estudio realizado por el Grupo Cetep, en el que se realizó un análisis comparativo de datos referentes a las licencias médicas mentales que fueron entregadas a nivel nacional entre 2013 y 2022.

En los resultados generales se determinó que hubo un aumento del 169% en las licencias médicas por salud mental en el país en los últimos 10 años, que en entre los hombres este porcentaje fue más alto, ya que alcanzó un crecimiento de 226%, y que en el caso de las mujeres fue 137%. Si bien es posible comparar entre ambos géneros, ambas cifras son preocupantes.

Desde el punto de vista del ámbito laboral, entre las mujeres fue más alto el porcentaje de licencias en educación (29%) y salud (24%), por otro lado, para hombres las licencias médicas se concentran en educación (14%), transporte (13%), minería (13%) y salud (9%).

Los cuadros depresivos son independientes del problema y se mantienen en el tiempo, más allá de la resolución del factor estresor. Por ello, se recomienda la búsqueda de tratamiento para contar con mecanismos adaptativos destinados a enfrentar el estrés y evitar que se transforme en un cuadro crónico.

La situación actual de la salud mental en el país es compleja, no sólo por los impactos que dejó la pandemia, sino también por las circunstancias propias de la realidad actual, que generan un mayor estrés y complicaciones en la vida cotidiana, lo que se manifiesta frecuentemente en los lugares de trabajo, lo que no debe ser obviado por quienes tienen responsabilidad en generar mejores ambientes laborales y definir formas de abordar mejor estas situaciones.