El ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, ha señalado que las provincias de Malleco y Arauco (Biobío) presentan una alta intencionalidad en el origen de incendios forestales que investiga Conaf. Por ello, se intensificarán los patrullajes preventivos y comunitarios.

Si bien las autoridades aseguran que muchos de los siniestros de la temporada pasada fueron provocados, las condiciones climáticas, con altas temperaturas, fuerte viento y sequedad de los pastizales, generan condiciones que dificultaron su control y extinción.

A pesar de las condiciones naturales hay que recordar que los incendios forestales tienen su origen, casi en su totalidad, en el ser humano y sus actividades, ya sea que fuesen provocados en forma deliberada o por negligencia. Salvo unos pocos causados por caídas de rayo durante tempestades eléctricas, la gran mayoría se ocasiona por descuidos o negligencias en la manipulación de fuentes de calor en presencia de vegetación combustible, por prácticas agrícolas, por una escasa cultura ambiental, o por intencionalidad originada en motivaciones de distinto tipo, incluso delictivas. Dos tercios de los afectados de la temporada pasada fueron pequeños productores agrícolas y campesinos.

Los incendios tienen un elevado costo económico para el país, pero principalmente afectan a familias que pierden lo que construyeron por años, como a los combatientes que incluso dieron su vida por tratar de proteger a las personas y sus bienes. El llamado de las autoridades es reiterativo, considerando que los estudios indican que el 99% de los siniestros es causado por las personas, ya sea por descuido o por acciones intencionales.

"Las reglas claras conservan las amistades", escuchaba decir a mi padre y a renglón seguido agregaba: "La palabra empeñada vale oro".

En la infancia la sola palabra bastaba para asumir una orden, un consejo, un compromiso, una obligación o responsabilidad, hasta que al llegar a la adultez y frente al dicho "las palabras se las lleva el viento", comenzamos a asumir la importancia de reforzar todo lo anterior con la palabra escrita.

Y por supuesto, las reglas como las conocíamos hasta ese momento comenzaron a tener distintas interpretaciones y de la misma forma que las leyes, fueron necesitando de reglamentos, instructivos, guías, oficios circulares, dictámenes, etc. Lo que acabó con la presunción de inocencia instalándose en nuestra mente la sospecha de que no todo lo que se dice, se hace.

Y la confianza en la palabra empeñada traspasada a la palabra escrita disminuyó los espacios de conversación tan necesarios para construir consensos.

Hoy frente a la posibilidad de dar inicio a un emprendimiento o un proyecto, nos ahogamos en un mar de papeleo, ante una ventanilla o computador que no permite generar una interacción directa entre personas, aumentando la incertidumbre acerca de los resultados de los procesos de revisión y la consecuente paralización de nuevas iniciativas.

En este escenario, la Cámara Chilena de la Construcción ha presentado al Poder Ejecutivo 25 propuestas concretas pro crecimiento y reactivación de la economía en materias relacionadas con Vivienda e Infraestructura, entre las cuales destaca la urgente implementación de una reforma integral al sistema de permisos sectoriales, la que debe considerar los trámites críticos para los proyectos públicos y privados. Por su parte, el Gobierno ha acogido esta demanda como un clamor transversal de la ciudadanía, mandatando al Ministerio de Economía para liderar esta gestión.

Nos podemos enorgullecer de tener un país que cuenta con las mejores leyes en muchos ámbitos, pero en pleno apogeo de la era de las comunicaciones debemos garantizar también su aplicación, incorporando la capacitación como una medida de gestión que permita construir un criterio común, que termine con el fantasma de la burocracia y el estancamiento.