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la categoría de zona de escasez hídrica.
La situación generó un fuerte rechazo de alcaldes, parlamentarios y dirigentes, y causó una enorme angustia en las familias que quedarían sin el vital elemento por razones administrativas y de desconocimiento territorial de quienes toman las decisiones políticas a nivel central, e incluso regional.
Finalmente, los camiones efectivamente no salieron al reparto los días 1 y 2 de octubre, dejando un efecto negativo en las familias campesinas; si bien desde el 3 de octubre se retomó la entrega, aún perdura la incertidumbre de hasta cuándo se mantiene el servicio, debido a que los camioneros trabajan "de palabra", porque no existen resoluciones ni contratos firmados, pese a la insistencia de que la Delegación Regional regularice el tema.
Difícil de lograr
Las normas y pronunciamientos internacionales respecto al agua como un derecho han sido claras en las responsabilidades que deben asumir los Estados con sus habitantes. Algunos ejemplos son lo expresado por la Asamblea General y el Consejo de Derechos Humanos, que reconocieron el acceso al agua y al saneamiento como derechos humanos distintos, pero interrelacionados (2010 y 2015).
Por su parte, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales se refiere a la obligación de los Estados para garantizar el mantenimiento adecuado de las instalaciones de agua en las zonas rurales y proteger de manera eficiente las fuentes tradicionales de agua de toda injerencia y contaminación ilícita, además de garantizar el agua potable y el saneamiento en las áreas rurales.
Se trata de normas y pronunciamientos que las familias en la provincia ven como lejanas, en muchos casos desconocidas, y sólo entienden de la realidad que viven diariamente junto a los vecinos de los distintos sectores rurales emplazados en las 7 comunas.
Margarita Huenchuán vive en Osorno hasta donde llegó después de salir hace más de 8 años del sector rural de Millacura, en Río Negro, donde aún vive gran parte de su familia, incluidos sus abuelos.
"Ellos dependen del paso de los camiones aljibe para tener agua durante toda la semana. El almacenamiento se realiza en estanques que les han dado gracias a proyectos de la municipalidad, pero aún así es una vida muy distinta a la que tenemos en la ciudad. Ellos aún calientan agua en su cocina a leña para bañarse con un jarro en las noches antes de dormir, que es el momento en que la temperatura de los grandes fuentones está ideal para bañarse. Eso tampoco es todos los días, porque esa agua que usan para el baño es la que logran juntar de las aguas lluvias, porque el agua del camión es para consumir, cocinar y lavar la losa", explicó Huenchuán.
Agregó que normalmente el camión pasa una vez a la semana para dejar el vital elemento, que deben dosificar para que dure hasta que vuelva a pasar el vehículo.
"El estanque no está al lado de la casa, así que se debe trasladar hasta el hogar el agua en recipientes más pequeños y mis abuelos, a sus años, ya tienen dificultades para hacerlo. Ahora, lo increíble es que este problema comenzó hace bastantes años y si bien se intentan buscar opciones, los recursos del Estado nunca están disponibles para, por ejemplo, construir pequeños embalses o plantas de Agua Potable Rural (APR). Yo vivo en la ciudad y sé la diferencia, porque conozco el campo, pero muchos que llegan a los gobiernos nunca han estado en los campos de la provincia y tienen esa mirada idealizada de las series de televisión, creen que todos estamos en la 'Pequeña Casa en la Pradera', pero no es así", manifestó la mujer.
En el sector de Liucura, en San Juan de la Costa, vive Patricia Keshler (53 años) junto a su pareja José Alfredo (66 años), quienes tienen agua potable gracias al paso del camión aljibe una vez a la semana, que les deja el líquido en el estanque ubicado a un costado de su vivienda.
"El agua es vida, siempre dicen eso, pero en la ciudad la gente no imagina que para muchas familias en las zonas rurales una gota de agua significa un esfuerzo enorme de obtener y una incertidumbre que siempre está presente es su 'la otra semana pasará el camión'. Es muy complicada esta vida porque tenemos que restringirnos incluso al beber porque si tenemos sed no está la llave con agua disponible durante todo el año y sin límites", comentó la vecina.
Relató que para el uso sanitario en baños o lavado van a buscar agua al río Liucura, que está muy cerca de su vivienda, "pero esa es agua que no podemos beber sin hervir y aun así es un riesgo para nuestra salud. Por eso mi compañero compra agua envasada (15 litros al mes) con la que le preparo sus mates, te, café y si tiene sed. Pero es un gasto adicional para su salud y también significa un